Turismo de alto riesgo
Un empresario construye una nave que llegaría a las desconocidas profundidades de 11 mil metros del abismo Challenger.
La realidad es que la humanidad cuenta con más de 360 kilos de rocas traídas de la Luna, pero ni una sola gota de agua de lo más profundo del océano.
La nave Deep Flight Challenger que logrará el record, bajando al doble de la profundidad hasta hoy permitida.
Tras los viajes espaciales, el aventurero y empresario multimillonario Richard Branson apuesta por un plan de expediciones con naves que ‘volarán’ bajo el agua y alcanzarán abismos ahora prohibidos.
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El lugar inconcebiblemente más hostil para el ser humano se encuentra en el punto más profundo del océano, el abismo Challenger, a casi 11.000 metros bajo la superficie del Pacífico occidental, en la fosa de las islas Marianas. Es oscuro, frío y brutalmente opresivo.
Y, sin embargo, conforma un paisaje submarino onírico que parece extraído de los cañones de Marte, con montañas que se alzan kilómetros desde el suelo oceánico, hechas de un fango misterioso, y los consiguientes valles abisales sumidos en la negrura más absoluta. La fosa es el resultado de una herida gigantesca hecha en la corteza terrestre por el choque tectónico de gigantes.
La inmensa placa del Pacífico rinde tributo a la placa más pequeña sobre las que se alzan las islas Marianas, hundiéndose debajo de ella, y como consecuencia de las enormes fuerzas involucradas se forma un cinturón de fuego submarino, una línea de fricción que genera terremotos, y una frontera a lo largo de la cual nacen extraños volcanes fríos; el fondo del mar se hunde más y más en la intersección de ambas placas en el extremo más suroccidental de la fosa.
“Es una enorme estructura, con una anchura de unos 60 kilómetros, y es tan larga como la costa oeste de Estados Unidos, tanto que en su mayoría sigue siendo completamente inexplorada”, asegura el oceanógrafo Samuel Hume a El País Semanal. Este océano particularmente profundo ha cerrado sistemáticamente sus puertas a las expediciones tripuladas, precisamente por sus condiciones extremas, más hostiles incluso que las del espacio interplanetario. En el abismo Challenger, las presiones son más de mil veces superiores a las que soportan las personas en tierra firme, presiones equivalentes a repartir por cada centímetro de nuestra piel un peso de 50 aviones jumbo.
Pero esta historia puede dar un vuelco inesperado en la primavera de 2012. La compañía Virgin Oceanic Expeditions, del multimillonario Richard Branson, tiene planificada una expedición en la que el piloto de submarinos Crish Welsh descenderá hasta el abismo Challenger. Lo hará a los mandos de una nave con alas absolutamente revolucionaria, el Deep Flight Challenger (DFC), hecha de fibra de carbono reforzada.
“En el mundo solo hay un sumergible, el Shinkai, que puede alcanzar los 6.500 metros de profundidad”, nos explica Hume, investigador del prestigioso Laboratorio Marino Moss Landing de California y asesor científico de la aventura oceánica de Branson. “Ese es el límite que tenemos los científicos: 6.500”. La expedición pilotada por Welsh supondrá doblar la profundidad de lo que cualquiera haya logrado hasta ahora. Aunque lo más fascinante es que el DFC no llevará ningún tipo de cables que lo anclen a un barco en superficie, señala Hume. “Será como si estuviera realmente volando a través del agua”. Branson ha anunciado más inmersiones en otros tantos lugares profundos en 2012 y 2013, las cuales abrirán una parte del océano que se ha mostrado inexpugnable a la incursión humana.
ja-ja – dicen que encontraran espcies de vidas nuevas que solo viven a esas profundidades, la Atlantida no estara por allí ?
Es increible pero verdad, sabemos mas del universo con eso del big ban y los descubrimientos de posibles planetas habitables que propiamente lo que hay en el fondo del oceano, capaz que nos llevamos una sorpresa con lo que se descubra///////////
Que interesante es descubrir que hay en el fondo de los océanos? mucha suerte para ese emprendimiento y esperamos seguir informandonos!!!!!!!!!!!!!
Es icreíble que se conozca mas el espacio que las profundidades del océano – como es un tema económico es logico que ante la poca motivación de los gobiernos, alguien particular con mucho dinero invierta por lo menos en busca de reconocimiento de la ciencia. El problema es lo que pueda allar, ¿que pasa con lo que el millonario encuentre después de los 6500 metros? Quien se lo queda?