18 diciembre 2024
CRÓNICAS

Un gran enemigo la inflación

Cuando siendo un muchacho de poco más de 20 años, gané un concurso y entré a trabajar en un lugar donde pagaban buen sueldo, en tiempo y forma, los días 25 antes de finalizar el mes, nos hacían préstamos para adquirir vivienda, por un porcentaje alto de la tasación, el monto del préstamo no se ajustaba de acuerdo a la inflación, sino lo que se ajustaba era la amortización y en mérito a ello el plazo del préstamo se acortaba más.

Era el sueño del pibe y yo era el pibe.

Saqué un préstamo a seis años y con motivo de la inflación desbocada terminé de pagar el préstamo a los tres años y pequeña fracción.

Cosa muy distinta sería si me aumentaban el capital adeudado o como en otros lados se aumentaban los plazos, o la cantidad de cuotas.
En estos momentos los bancos de plaza están saturados de capital, la gente no se quiere endeudar y los bancos por más dinero que tengan tienen que pagar intereses a los que depositan en sus cuentas de ahorro.

Hoy por hoy tengo dinero en el banco en moneda mal llamada dura y el banco me cobra por tenerla depositada.

La situación es un tanto paradójica, porque para abrir una cuenta tengo que acreditar como hube el dinero, para controlar el lavado de dinero, en mi caso tuve que presentar copia de la escritura de compraventa de una casa que vendí a un tercero.
Le doy mi dinero gratis al banco para que haga sus negocios y tengo que pagarle por cuidármelo de los ladrones, porque no lo puedo tener en el colchón bank dado que ahí corro peligro que los amigos de lo ajeno se lo lleven, y el banco no me muestra de ninguna forma su estado financiero.

A mi una radiografía de frente y perfil sobre mis dinerillos y ellos ni un balance de la empresa.
Tengo tarjetas de crédito.

Sé lo que me cuestan por año, me aseguran un crédito por cualquier eventualidad.

Compro con ellas en moneda nacional en el número de cuotas que no devengan interés y me acojo a todos los beneficios que ellas otorgan. Descuentos especiales, dos entradas al precio de una, el refresco gratis y el tentempié. Los descuentos del IVA, etc, etc.
No me endeudo en otras monedas aunque sea sin intereses.

Cuando entré al empleo a que hice referencia, me compré una máquina de escribir eléctrica en cuotas de $ 200.- (viejos, no! Viejísimos!, porque a esos pesos los sucedieron los nuevos pesos que equivalían a mil pesos viejos (un milésimo) y al poco tiempo apareció el peso uruguayo que equivalía a mil nuevos pesos (otro milésimo) en ambos cambios de moneda el peso viejo equivalía a una millonésima parte del peso uruguayo.

Cuando compré la máquina a plazos le dije al empleado de la empresa vendedora que se la iba a terminar pagando con el equivalente al precio de una caja de cigarrillos.
Como terminé de pagarla antes los cigarrillos costaban $ 270 y la cuota de la máquina seguía costando $ 200.
El pago diferido no devengaba intereses.
Pagué $ 4000.- en 20 cuotas de $ 200.-
No es que el importador de la máquina fuera tonto o no supiera de costos, sino que no se vendían porque no había circulante y cuando aparecía un comprador se hacían estas operaciones, hasta que se largó la inflación.

Nuestro país se tomó plazos largos para pagar las deudas contraídas por los insumos que tiene el país y el Gobierno verá facilitado el uso de reservas para pagar deudas en dólares al momento en que estas sean exigibles.
Pero, el cada vez más notorio déficit fiscal le ha generado al Tesoro una creciente necesidad de pesos, por haberse emitido en pesos para pagar los bonos en dólares.
En una palabra se congeló la deuda a su valor en pesos.
El Estado tendrá que emitir en 2012 para financiar el eventual déficit del presupuesto público, pero nos evitamos la disparada que pueda pegar la moneda fuerte.
Al utilizarse más intensivamente que en los años anteriores estas dos fuentes de recursos se generarán dos efectos.

El pago de deuda con reservas deteriorará la relación entre el nivel de las reservas y la base monetaria.
Si las reservas de libre disponibilidad se guiaban por esa relación, eliminar ese concepto traerá aparejada una disminución de los activos en divisas del Central en relación con sus pasivos en pesos. Su impacto directo no tiene que generar más inflación.
Pero disminuye el poder de fondos del Banco Central para intervenir en casos de crisis.
Y si en el futuro debe intervenir en el mercado de cambios, lo hará con menos fondos disponibles.

Entonces, en una segunda ronda, el deterioro en las expectativas y un tipo de cambio más depreciado en caso de crisis sí pueden generar más inflación.
En una economía con síntomas evidentes de agotamiento en la demanda de pesos por parte del público, con el gasto público creciendo en forma desmoderada con el uso de la capacidad instalada en la industria en niveles récords.
Los precios de nuestros productos en baja y los compradores de lo nuestro sin posibilidades para los competitivos con su producción.

Con exportaciones prohibidas que no compiten con la producción local, la emisión adicional que se generaría al usarse un nuevo límite encontrará pocos interesados dispuestos a atesorar más pesos de los que ya planeaba emitir el Central.
Hay mucha gente optimista y que toda va a ir muy bien.
Los pesimistas son nuestros productores y muchos exportadores por ciertas nueves que se ven en el horizonte.

Ahora, sólo el aumento en el límite al financiamiento del Gobierno implicaría un incremento permitido en la base monetaria.
El informativo meteorológico privado anuncia una alarma anaranjada de tormenta, los informativos oficiales anuncia que todo está fenómeno, e inclusive la S.&P nos subió el grado inversor.

Ya lo había hecho antes con malos resultados de los cuales salimos por ser un país buen pagador y en tiempo y no caer en el maldito default.
La inflación genera una dinámica de aumento nominal en el gasto público que el Gobierno no ha logrado, ni ha intentado, desandar.
Las conductas indexatorias se han instalado en la actualización de los salarios y del gasto previsional.
Allí donde no hay indexación, como en las tarifas de los servicios públicos, se genera una maraña de subsidios que provocan un sendero exponencial para las erogaciones del Gobierno.

Esa inflación que el Gobierno no ve nítidamente es la que también impide que el crédito de mediano y largo plazo fluya desde los bancos hacia las empresas y las familias.
Es otra de las consecuencias no deseadas de la inflación, a la cual el Gobierno no se anima a enfrentar, tal vez, porque todavía no ha percibido que se ha convertido en su enemigo más peligroso. Menos notorio que los jubilados y los sindicatos, pero con más capacidad de daño.
Está de moda comparar la fenomenal emisión de dinero con la que planea emular el Banco Central.

Y la gran diferencia se llama liquidez y ciclo.
La economía crece desde hace tiempo por encima de la capacidad de la oferta doméstica de acompañar a ese ritmo.

Por ello la inflación llegará a donde llegará.
Y la liquidez de los bancos supera los depósitos.
Se emite para evitar una depresión, so riesgo de generar una inflación no querida que no es una solución.

Esto sería como darle un estimulante a un insomne.
Bajar la inflación ayudaría a evitar el estancamiento al que inevitablemente nos dirigimos sin un cambio de rumbo.

3 comentarios en «Un gran enemigo la inflación»

  • De callado y sin alborotos te suben el combustible-los transportistas-que son re lacahuetes- se bancan unos 10 a 15 dias para reaccionar con las nuevas tarifas-agarrensen que en cualquier momento hay novedades.
    mientras seguimos con el circo de los liceos-y los viajes del pepe no se para que-
    hay tongo viejo-hasta en las entradas de McCartney hay tongo- cuando se pusieron a la venta dijeron que en 50 min se agotaron-porque corno todos los dias hay entradas a la venta?

  • 10 años de paz, con indices de crecimiento nunca vistos, estamos en una categoria inimaginable de punto de vista financiero. Entonces por qué traer la bandera enemiga de la inflación? Quienes eran los crack de la inflación?Alguien me puede explicar cuanto hace que tememos el dolar en el piso de los 19$, digo porque estuvo en los 33$ y se dijo que el precio real era 50$. Creo que los que saben de inflación hace tiempo que tocan la música en otra parte.Los que nunca supieron nada de numeros ni de politica “se acuerdan que se iban a quedar con todos los bienes y que se rajarían todos los inversores”, bueno, todo es normalito y estan todos contentitos, así que esos que no saben nada, son los que manejan el país. Los que sabían de todo, ahora critican pero la gente sabe que tuvieron mas de 100 años errando fiero.
    Yo quiero mas de esos! dijo un alto dirigente de ADM a un reconocido economista….será por lo que estudió nada mas?

  • El artículo no está encarado desde el punto de vista político, como lo está el comentario de Vale y otros anteriores. Si sabe rezar la Sra. Vale esperemos que nunca se dé lo que ya pasó y nunca iba a pasar. Hasta los yankees dueños del mundo mordieron el polvo, nosotros por qué no. Estamos en otro planeta? El exitismo nubla las vistas doña. No se moleste porque yo estoy en el mismo barco, pero como ya me pasó varias veces, ando con el paraguas abierto. En ningún momento hemos hablado de los políticos que hicieron posible este milagro, pero mire que no es la mano de dios, es el trabajo del pueblo uruguayo, el cual no hay que tirarlo por la ventana.

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