Lo damos por cierto y no lo son
Hay un montón de cosas que las damos por ciertas porque popularmente se manejan como tales y en realidad no lo son.
Como aquella pregunta de Doble o Nada, un programa de preguntas y respuestas, que se hacía todas las semanas en cines de barrio y fue patrocinado uno de ellos por Sydney Ross, el de las píldoras de vida (o sea las píldoras laxantes) que eran chiquititas y rosadas si mal no recuerdo.
A mi no me las dieron nunca porque era un niño, yo era candidato a los supositorios de glicerina.
Mi vieja era tan poco traga pastillas que con esas pastillitas de morondanga, redonditas, le costaba pasarlas.
Era un problema de que no quiero y ya está.
Y el otro programa similar era el de Mejoral, “mejor mejora mejoral” era el slogan y la mecánica consistía en sacar preguntas y en la medida que iba acertando el preguntado se le iba doblando la cantidad, o sea $ 1.-, $ 2.-, $ 4.- , $ 8.-, $ 16.- y por ahí nomás el participante cobraba y se retiraba en el momento y en efectivo, algunos llegaban hasta $ 64.-
Lo conducía Isidro Cristiá, que en su etapa final llegó a la Tv.
La sala aplaudía a rabiar cuando ganaba el participante, eramos otros los orientales, hoy capaz que si pierde alguno el público se ríe.
La famosa pregunta que dudo que sea realidad, a una señora o señorita le preguntan ¿Qué órgano del cuerpo humano masculino tiene nombre de una fruta?La señorita en el afán de ganar perdió porque no contestó la nuez, o bocado de Adán, sino que se refirió a una fruta fresca y no seca, que se importa de Brasil o de Perú.
Todos tenemos el talón de Aquiles, pero alguien sospecha la superchería de que en el baño de la inmortalidad en que sometieron los dioses al Pélida Aquileo, le dejaron el talón afuera, eso lo contó aquel viejito ciego que repetía las cosas de memoria y hoy los libreros se hicieron ricos vendiendo la Ilíada y la Odisea y tengo una amiga que le puso a su loro amazonia Homero, como también se llama así uno de los personajes de los Simpson.
Si fuera Uds. guardaría todas estas cosas que estoy escribiendo que me han valido el apodo de “Enciclopedia de Datos Inútiles”, apodo que me puso una señora muy querida por mí, claro que ella cuando me lo puso no sabía que un libro con tal nombre los escribió antes uno de los uruguayos más cultos, fallecido no hace mucho, don Homero Alsina Thevenet, director del suplemento Cultural del Diario El País, y que hizo una brillante carrera en Argentina, también usaba el seudónimo de HAT, sus iniciales.
Volviendo a más datos tan inútiles como inciertos “la nariz de Cleopatra”, esa descendiente de los Ptolomeos, aquellos reyes de origen macedónico que se cruzaron con los faraones del Egipto y formaron una dinastía que duró mucho tiempo, por la habilidad que tenían de cruzar sus dioses con los dioses del Egipto y al no haber conflicto de religiones la cosa se hacía más llevadera, eso sí tenían que hacer aquello de “donde fueres haz lo que vieres”, y por eso decían que los chinos que habían venido como emigrantes a Uruguay, ponían tintorerías por la tintorería Bière, v o b para los chinos era lo mismo y para los uruguayos que inventaron el chiste también.
Ahora volviendo a Cleopatra, que para no contradecir las costumbres de los faraones y que para seguir siendo los hijos del sol RA, se cruzaban con la hermana, igual que los Incas, para seguir siendo descendientes del astro rey, claro que Cleopatra no creo que se pareciera un rábano a Elizabeth Taylor, estamos hablando de una Macedonia cruzada con egipcios, para mí real saber y entender, tendría que ser una petisa pasada de horno, pero como Cecil B. de Mille nos vendió el producto y lo vimos en tantas matinées de cines de barrio, en los que cuando se cortaba la película o demoraba la moto que hacía el enlace con los rollos de una sala a la otra, porque la películas venían en unos tachos de metal en una bolsa que con 8 o 10 tachos, los traían y llevaban en una moto, de un cine para otro así la misma película la daban en varias salas a la vez y cuando se demoraba el enlace, el público pataleaba en el piso de madera (tabla no parquet y se levantaba flor de polvareda, ‘ma que aspiradora’) y sin moquette y gritaban “¡¡chorros, chorros!!” a lo que un tío mío que era operador, o sea el que manejaba la máquina que proyectaba la película y era muy mal arreado, se bajaba por una escalera de mano, que estaba hecha con varillas dobladas y amuradas a la pared y les replicaba más chorros y nos que que más de la madre de los espectadores y terminaba a las trompadas con el público.
Volviendo a la negrita de un metro y medio escaso se juntó con los romanos Marco Antonio y después con el otro pariente y hubo gran podrida en Roma por los amores de estos con esta mujer, hubo batallas que le hicieron hacer horas extraordinarias de labor al Caronte, el barquero de los muertos y la chiquita Cleo, en vez de tomarse algunas pastillas resolvió que la picara una viborita Aspid que le decían y se hizo picar en los pechos y cantó flor.
Ella tuvo un montón de cosas para pasar a la historia pero la fama fue por la “nariz” salvo que como hacían las viejas de antes para disimular y no decir algo impropio decían si “la nariz”.
“Las piernas de la Mistinguette”, y no la estamos entreverando con la holandesa Mata Hari, por entre las cuales pasaron muchos espías y muchos que no eran espías y sabían demasiado y para ir redondeando estos datos podemos decir que el próximo 3 de junio se cumplirían 110 años del nacimiento de la gran diva negra estadunidense Joséphine Baker (St. Louis, Missouri, 1906), quien a mediados de los fabulosos veintes conmocionó París, irrumpiendo semidesnuda con danzas salvajes y un manojo de plátanos o plumajes sobre la cintura, sus gestos cómicos y voz aflautada. Asimismo, este año se conmemoraron 40 años de su muerte, ya que Joséphine Baker falleció justamente en Francia, su segunda patria, el 12 de abril de 1975, la Baker fue una dama que supo tener sus amores con el olímpico celeste, Leandro Andrade.
Claro que como la Mistinguette o Mistinguett hicieron fama muchas por una razón de época ella hizo su vida en momentos de la primera guerra mundial y las que hicieron fama fueron las que usaron el personaje en la época del cine sonoro y del famoso Moulin Rouge de París.
Esa ha sido la misión del cabaret desde su fundación, el 6 de octubre de 1889, coincidiendo con la Exposición Mundial de París. No tardó en darse a conocer, sobre todo después de que la policía prohibiera el baile del cancán, durante el cual las bailarinas alzaban sus piernas dejando a los espectadores ver debajo de sus faldas. Se tachó de obsceno el espectáculo, lo que no hizo más que aumentar su popularidad.
Grandes estrellas ocuparon el escenario del Moulin Rouge, entre ellas Mistinguett, una de las artistas mejor pagadas en las décadas de los veinte y los treinta del siglo pasado.
Claro que todo eso al lado de lo que se ve ahora, sería para el horario de protección del menor.
Y volviendo a palabras que se tienen como algo que es pero que en el fondo no lo es o puede no serlo, como “el ojo del amo” que dicen que engorda el ganado, aunque sin buenas pasturas, sin buenos montes de abrigo y sales y otros elementos el ganado engordará por la cantidad y no por la calidad, ni por el ojo de nadie.
Dar una mano de bleque, o sea asfalto, que se le da a la madera para que no se pudra, pero más bien es darle una mano de pintura negra a algún vivo que anda pasándose de tal en la vuelta.
Y eso que queda en el lugar donde la espalda pierde su buen nombre y le dicen en “el c… del mundo” algo así como las antípodas, que sin necesidad de decir culo, se puede decir “allá donde cayó el avión”.
Y bueno mis amigos, llegó la hora y para que don Carlos no rezongue, si por que la vejez lo a puesto medio rasqueta, ha llegado la hora del cierre de esta columna y lo hicimos sin nombrar para nada Je suis París, ni Je suis Charlie, para evitarle al patrón que lo visite algún portando algún explosivo sin mecha y como ya todo el mundo ha hablado sobre el tema para que íbamos a ser reiterativos nosotros, claro que nos duelen mucho los muertos y para los giles que dicen que esto pasó lejos, en otro continente, en otro mundo, en una guerra ajena, hay que recordarles que ya se dio acá en el barrio, en la AMIA de Buenos Aires, en la publicación humorística Je suis Charlie, también en París o en el lugar roquero de esta vuelta y los alrededores, como los negros muertos en varias oportunidades en Kenya y otras partes de África, siempre con la misma letra de excusa de lo inexcusab le como es la muerte y nuestro más ferviente deseo que esta enfermedad que acosa al mundo que es la violencia cese de una vez por todas y no estar pensando en la sufrida Venezuela o Paraguay en momentos de tamaña calamidad.
Es lo que tenemos nosotros los de la pluma que pasamos de hacerles pasar un rato ameno a este momento triste de recordar a los caídos pero sabemos bien que la vida tiene sus distintas fascetas y por ello vamos y venimos en este vaivén tragicómico de mis letras, aunque lo cómico se olvida y la tragedia queda.
Que todo sea para bien…