Biblioteca, mueble obsoleto
Hace más de un año, cuando me sometieron a una severa operación, mi sobrino, me regaló un libro electrónico.
Lo usé poco y nada, no tanto por su contenido, sino por la falta de costumbre, claro que en la medida que lo fui revisando, fui encontrando más cosas que eran de mi gusto, porque en 5.000 libros, uno tiene necesariamente que ir encontrando, sus temas.
Estos días un amigo me hizo llegar cinco libros, que los abrí en mi IPad y ahí quedaron archivados, porque este nuevo chiche también tiene biblioteca , entre multitud de otras cosas.
Ayer me entregaron otro libro electrónico también con 5.000 libros más.
Amigos, me voy a ir de turismo, con más de 10.000 libros, algo así como la Biblioteca de Alejandría o algo más, a mi entera disposición y a la hora que se me cante sin molestar a nadie con la luz prendida.
El tamaño de la letra lo elijo yo.
La última porta libros me costó unos dos pesos por libro, sin gran consumo de energía eléctrica y sin tener que cortar árboles para hacer pasta de papel.
Eso sí, he perdido el placer de sentir el olor a tinta del libro nuevo, pero también he perdido el desagrado del el mal olor a humedad, de los libros viejos que uno compra en la feria como usados.
Nada tiene tanta verdad como este articulo. Pero vivmos en este siglo y lo escrito sobre tinta ya se termina para escribir sobre una pantalla…