Diálogo de sordos
El tiroteo de comentarios que provocó el último artículo, sobre la poca pelota que se le dio a la efemérides del fallecimiento del padre de la patria, me dio la impresión de que todos, mal que bien, hablábamos de lo mismo, algunos en clave de sol, otros de fa, otros de do, y otros de si, pero tocando una música similar.
Fue una escala completísima, armando una melodía, muy grata a mis oídos, mucho mejor que el común silencio y logrando el fin propuesto, preguntarnos por qué tanto silencio.
Rita, entró diciendo una serie de verdades absolutas, claro que para que otros tengan en consideración las verdades de Rita y no las de ellos.
Las comparto plenamente, porque a mí, utilizando un término vulgar, la política o mejor dicho la politiquería partidaria me tiene repodrido.
Hay un tic nacional, que se me refleja claramente en mi biblioteca, en la que tengo tres estantes con el Archivo Artigas, todos libros antiguos y para mí de un valor incalculable, publicados por la Comisión Nacional y así como la Revista Histórica y cuatro estantes con libros de indeterminada valía, la mayoría escritos para rescatar mangos o para quedar bien con alguno, casi todos tirando para un mismo lado y de los otros pocos y nada.
Con ellos se podrá hacer dentro de 50 años un breve resumen, al sacar lo obvio de cada uno, con la verdad de los hechos políticos de fines de la década del 60 hasta el nuevamente desaparecido Amodio.
Que este hombre no resultó estar tan escondido como unos cuentan, que le vaya a contar a Magoya, que le afanaron los lingotes que dejó como un boludo en el jeep, en el gallinero y que se los birló una viejecita, tiene más sabor a letra de tango que a realidad.
El Presidente se juntó con los grandes en una de la capitales del Imperio, pero eso no me molesta porque por su forma de ser el Pepe está vacunado tanto del bien y como del mal, nosotros sabemos bien que no es ningún nabo y si llega a parecerlo es adrede y para pasarlo mejor.
El entreverijo es total, porque la princesa sin reino, va con su perra muy Lulú a las tertulias del quincho de Varela y ella se junta con los que están y la perra con Manuela.
A la princesa después la insulta el Pit CNT y la princesa amenaza con irse, diciendo una palabrota, que nunca me la imaginé en la boca de ella y con un razonamiento desde su punto de vista muy lógico, como diría el paisano, me voy a la puta, con el perro y la calandria.
Recuerdo que hace muchos años la Princesa se radicó en Uruguay, corrida de la Argentina, por una cosa que fue el intento de secuestro de su hijo y por otra que nunca lo dijo, pero la sospecho, las extorsiones permanentes de todo pelo, que le deben haber hecho en la vecina orilla, parodiando al Presidente Batlle, desde el primero hasta el último, frase que tenemos bien grabada los orientales.
Eso sí cuando llegó a la patria de Artigas, lo hizo con un vehículo lujoso que tenía en Buenos Aires, creo que era un Volvo cero k y en aquel entonces ella no conducía, sino que tenía un chofer.
Los amigos de la Aduana detuvieron, oh…, que casualidad a un coche argentino, y se percataron que lo manejaba un chofer uruguayo, no encontraron ningún bagayo circunstancial, sino un mero chofer y hete aquí que le retuvieron el vehículo y le configuraron contrabando técnico, que pesaba nada más que cinco veces el valor del vehículo.
Nada mejor para correr a una fuerte inversora que fue acosada de pique, un abogado hábil en la materia, no se que artículos tocó o de que medios se valió y de ahí en más la Sra. Laetitia, cuyo apellido desconozco se estableció en el país.
En estos momentos tiene varias aras de vacunos, lanares, caprínidos y yeguarizos de pedigrí, tarea que da mucha mano de obra y produce especímenes de alta calidad y cotización en el mercado y en el exterior, de donde también trae ejemplares para mejorar la sangre de los que tiene ella y por ende mejorando el rodeo del país.
Tiene empresas que giran en el ramo de automotores, tambos, etc.
La estimada Vale, que le gusta bajarme el palo en el lomo, descubrió al final que Artigas era sedicioso, creo que se quedó corta y manejó mal el término, Artigas era mucho más que eso, fue un montonero, peleó tanto a nivel guerrilla como batallas campales, pero inspirado en ideales supremos, no se transformó en déspota como otros, sino en un libertador, no con ánimo de dictador como lo hizo Simón Bolívar cuando se declaró dictador del Perú, sino como un demócrata que dijo aquella frasecita “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana” y no traicionó nunca a nadie, como lo hizo Bolívar, que entregó atado de pies y manos, a los españoles a su padrino Miranda, los cuales lo mataron y fue un héroe de varias revoluciones, como los fueron la norteamericana, la francesa, y la hispano americana, siendo el único latinoamericano cuyo nombre figura en el Arco de Triunfo de París, en homenaje a la revolución francesa.
Cuando la mal llamada “redota”, porque Artigas nunca fue derrotado, sino traicionado una y mil veces, por los Ramírez, los Sarratea, y algunos de por acá, también, lo que le valió estar un largo tiempo preso y otro tanto radicado hasta su muerte en Paraguay.
Cuando su hijo, Carlos María Artigas, en 1832 lo fue a buscar, el gran traicionado le contestó, ¿pero cómo, aún resuena mi nombre en su país?
Ya no consideraba la patria oriental como suya y como buen baqueano viejo, supo ver venir, como estaba empaquetado el mazo, y que lo querían acá para usarlo.
Rivera a las patadas con Oribe y con Lavalleja y viceversa y don José no se dejó utilizar por enésima vez.
De quien me complace sobremanera el comentario es de Jorge Mota quien sabe leer muy bien entre líneas y la dice muy clara, Artigas, su figura, hasta su nombre a muchos les molesta, lo quisieron sacar del mausoleo y mandarlo para el Palacio Estévez, tal vez, al lado de Coquimbo, el perro de Venancio Flores, embalsamado en una vitrina.
Lo cambiaron por capinchos y mulitas en la monedas, por favor fijarse en la fecha de emisión de las monedas, las que no dicen pesos uruguayos, sino las que tienen simplemente el signo de $, eliminar los actos que evoquen la patria de Artigas y su gesta y lo dice muy bien Jorge Mota, “Artigas es la piedra en el zapato y la conciencia en las mentes de los actuales neogobernantes.
El gaucho Artigas, efectivamente, fue antes que nada gaucho, y carneaba y chineaba abierto, hice un estudio y tuvo una tropa de hijos, todos por detrás de la iglesia, un tipo de una fuerza y un vigor no común, que se cruzaba en lancha todas las noches el río Uruguay, para pasarla en las tolderías.
En 1810 tenía 46 años cuando arrancó para las patriadas libertadoras, con un pelear continuo contra los porteños y contra el imperio portugués.
Las Instrucciones del Año XIII de las que, en lo personal estoy festejando su bicentenario, las cuales muchos países del mundo moderno quisieran tener dicha concepción democrática.
Ramón se limitó a destacar puntos del artículo omitidos en los comentarios, hecho que le agradezco.
Un fuerte abrazo a Jorge, Ramón y besos a Vale y a la que siempre está en la cosa la querida Rita.
Que todo sea para bien…
Muy buena lección de historia que diste COMOUSTE y espero que de aqui en mas algunos entiendan el valor de José Artigas. Lastima que para la mayoría será “Gastar pólvora en chimangos”.