Discúlpeme

Tenía pensado escribir en solfa, si en joda, pero cometí la torpeza de meterme en la computadora, para ver como andaba el mundo y lo que leí, me hizo recapacitar, recordando esta frase de Bertold Brecht:

“Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.

“Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.

“Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.

“Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.

“Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.

“Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.”

Vimos lo que pasó con el Mercosur y Paraguay y no nos importó, no dijimos nada.

Vimos que la Venezuela de Chávez más la nueva Triple Alianza, tiraron para afuera del Mercosur a Paraguay y no dijimos nada.

Vimos cómo se manipuló con la vida y la muerte de Chávez, Maduro mediante que blandía un librito azul del tamaño de la falangeta de un pulgar normal, que decía que era la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y no le prestamos atención.

Llegamos a un nivel que no sabemos, ni cuándo, ni dónde Chávez murió y nadie preguntó nada, una cosa sí aceleró la aparición de Chávez muerto, y fueron los estudiantes venezolanos que salieron a la calle a intimar la presentación del hombre o del muerto y murió Chávez, en la realidad o en la ficción, pero morir murió.

Al no haber jurado Chávez el nuevo mandato, el poder dado a Maduro como vicepresidente, caducó y nadie dijo nada.

El Mercosur o los países integrantes del Mercosur, tan diligentes para expulsar a Paraguay, por un presunto golpe de estado, no hacen nada con respecto a Venezuela, que se encuentra en una acefalía de poder legítimo o algo parecido, y nadie dice nada.

No asumió el presidente de las cámaras, como presidente venezolano y nadie dijo nada.

Juró Maduró como Vicepresidente en ejercicio de la presidencia y no pasó nada.

Se hicieron elecciones nacionales, cuestionadas hasta el cansancio, como fraudulentas y se resolvió hacer un escrutinio real y no electrónico, con cientos de urnas incendiadas, pero Maduro juró antes por las dudas, a Capriles lo tienen en capilla, apretado y la cosa se empezó a mover.

Hasta la OEA, tan remisa para estas cosas pidió la revisión del escrutinio y la cosa ahí está.

Ahora en Argentina se realizó la tercera marcha pacífica y salieron millones de personas a la calle en oposición de la Sra. Cristina Fernández de Kirchner y esta última siguió vituperándolos como si tal cosa.

Cristina Fernández ahora promovió una figura jurídica que borrará en los hechos la división de poderes y en eso estuvieron anoche los diputados, dándole con hacha y tiza a Montesquieu.

Argentina comenzó a ponerse, de la mano de la mayoría legislativa del kirchnerismo, bajo el imperio de una democracia plebiscitaria.

Es decir, un orden en el cual el poder de las mayorías es absoluto.

Ese nuevo régimen será modelado por dos iniciativas.

Cristina Kirchner se propuso que los integrantes del Consejo de la Magistratura surjan de elecciones generales, postulados en la lista de un partido.

Por lo tanto, los jueces designados por esos consejeros deberán subordinarse a la fuerza política que obtenga más votos.

El Gobierno se garantiza, de tal manera, que la independencia de la Justicia quede eliminada.

Además, los ciudadanos que se sientan afectados en sus derechos tendrán limitados los amparos, sobre todo si se oponen a una decisión gubernamental.

La esfera personal será, entonces, aplastada por el Estado.

Ambos movimientos -el sometimiento de la Justicia a quien se haya impuesto en los comicios y el sacrificio de los derechos individuales en el altar del sector público se realizan en nombre de la soberanía popular.

La reforma es presentada como una “democratización”, que interpreta la democracia como la dictadura de una mayoría.

Del 54% de los votos que obtuvo en 2011, la Presidenta dedujo un programa: “Vamos por todo”.

Anoche ese programa era ejecutado por sus diputados.

La Presidenta confía su supervivencia a las leyes que se debatían anoche.

Cuando la aprobación corrió peligro, se puso al frente de la batalla parlamentaria.

Contó con la ayuda de organizaciones no gubernamentales que, candorosas, le identificaron a los doce diputados que podrían traicionarla.

Fracasó en ese momento el sigiloso grupo de peronistas que, con Eduardo Duhalde al frente, trabajó durante tres semanas para dar vuelta la votación.

La sesión en Diputados para la aprobación de la reforma del Consejo de la magistratura fue escandalosa, violenta y alejada de toda norma civilizada.

Dos diputados contenían a un jefe de bloque, una diputada arrancaba un cable para inhabilitar un micrófono, decenas de legisladores se levantaban de sus bancas a grito pelado.

A las 6.20, después de casi 18 horas de debate, cuando la reforma del Consejo de la Magistratura ya había sido aprobada en general y los legisladores se prestaban a votar en particular ese proyecto, el escándalo estalló.

La Cámara de Diputados se convirtió, literalmente, en escenario de enfrentamiento entre oficialismo y oposición.

Primero, el kirchnerismo, de la mano de su jefe de bancada, impulsó el debate único.

Los opositores clamaron una discusión de artículo por artículo, al grito de “¡fraude!”.

Pensaban que el Frente para la Victoria y sus aliados no alcanzaban el número para aprobar cada artículo.

“Cállate, ¡vos viste cómo salió la votación!”, le gritó Rossi a su par radical Miguel Bazze, en referencia a los 130 votos a favor que alcanzaron en la aprobación en general del proyecto.

Al mismo tiempo, la peronista Graciela Camaño bajaba rauda las escaleras y manoteaba el micrófono del titular de la Cámara de Diputados.

Cuando votaron el artículo 2, la pantalla gigante mostró 128 votos afirmativos en lugar de los 129 requeridos.

La oposición festejó; el oficialismo se puso nervioso.

Rossi se encaminó al sector donde estaban sentados los radicales, tres compañeros de bancada lo contuvieron.

Los gritos cruzados parecían los de una fervorosa hinchada en una cancha de fútbol.

La neuquina Alicia Comelli y el santafecino Juan Carlos Forconiaclararon que se pronunciaron a favor, pero que el sistema electrónico “no tomó” sus votos.

La oposición, enojadísima, se retiró del recinto.

“Están violando el reglamento”, explicaron.

Luego de que se fueran, el oficialismo continuó con la votación en particular.

Hacia el final, volvieron a tratar el artículo 2, cuya primera votación había despertado la furia de la oposición.

Casi a las siete de la mañana, la Cámara de Diputados aprobó y giró en segunda revisión al Senado el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura.

Después fue el turno de votar los otros dos proyectos de ley del paquete que ya tenía media sanción del Senado: el límite a las cautelares contra el Estado y la creación de tres nuevas cámaras de casación.

Fueron aprobados con 126 votos a favor.

Tras lograr una ajustada aprobación en general, se pasó al tratamiento en particular.

El reloj marcaba las 6.30.

El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, llamó a la votación del artículo 2 de la ley de reforma del Consejo de la Magistratura pero se llevó una sorpresa.

El tablero marcó 128 votos a favor, uno menos de la mayoría necesaria y estalló el escándalo.

“¡No me tomó el voto! ¡No me tomó el voto!”, gritó la diputada nacional Alicia Comelli (Movimiento Popular Neuquino) segundos después de enterarse que su pronunciamiento no había sido contado.

Comelli continuó gritando, aclarando que no había pedido autorización para abstenerse, por lo que pretendía votar a favor de la iniciativa kirchnerista. Lo mismo ocurrió con Juan Carlos Forconi (Frente para la Victoria – Santa Fe), cuyo voto no fue contado.

“Acá hubo un fraude”, denunció el diputado nacional del peronismo opositor Francisco de Narváez, junto con otros legisladores de la oposición.

“La diputada Comelli se abstuvo de su voto, pero cuando el número no alcanzó fue tal la presión que tuvo que dijo que no le tomó el voto. Una vergüenza”.

Después de la aprobación de la ley de reforma del Consejo de la Magistratura y la creación de tres cámaras de casación,Rossi salió del recinto para dar declaraciones a la prensa.

“La oposición buscó permanentemente entorpecer el debate, desgastarlo, buscar clima de tensión”, añadió.

“Estoy más que conforme y más que contento”, agregó el jefe del bloque del Frente para la Victoria y destacó que durante toda la sesión, el kirchnerismo consiguió reunir 130 votos (dos más que los necesarios).

“La oposición miente. Estoy convencido de que todo lo que hicimos en esta sesión fue reglamentario”, subrayó.

Luego del escándalo desatado en la Cámara de Diputados durante la aprobación de las tres leyes clave de la reforma judicial impulsada por la Casa Rosada, crece la convocatoria en las redes sociales a un cacerolazo en todo el país para hoy (jueves), a las 20, en rechazo del avance sobre la Justicia.

Bajo la consigna “Argentina resiste”, la protesta, denominada 25A, ya cuenta con el apoyo de algunos referentes de la oposición.

Tras la multitudinaria protesta del 18A, los organizadores convocan a marchar al Congreso en rechazo de los cambios impulsados por el kirchnerismo en el Poder Judicial.

Alguien tiene la somera idea de que esto pueda terminar bien…
Tengamos en cuenta las palabras de Bertold Brecht, escritas en lo que era en aquel entonces la República Democrática (Comunista) Alemana, en Argentina la gente está perdiendo el miedo y vuelve a salir a la calle, sin partido político convocante, sino simplemente como opositores a un régimen que los oprime y estando a los últimos trascendidos, lavados a diestra y siniestra de capitales, los desvalija a favor de una gavilla de delincuentes.

Parece que aún no es demasiado tarde y salen a oponerse.
No quiero ser ave agorera, pero espero que las cosas se corrijan sin que corra sangre… y que todo sea para bien…