España: la crisis y los uruguayos
Ese es un tema muy difícil de definir, sobre todo porque la mayor parte de lo publicado está contaminado por los intereses económicos de determinados estamentos o por los intereses partidistas que siempre intentan acusar al enemigo político de todos los males de la sociedad.
Como dice el refrán: “entre todos la mataron y ella sola se murió”. Pero sí hay cosas que están claras y que hace años que: “se veían venir”. La gran especulación inmobiliaria que se vivió desde mediados de los años ’80 hasta finales de la década pasada, con un aumento exponencial de los precios de los inmuebles que era totalmente irreal y no iba de acuerdo con el crecimiento de la economía es una de las causas. Sólo en los dos últimos años de subida de los precios del suelo edificado, cuando ya se intuía que la tendencia iba a cambiar, Setiembre de 2005 a junio de 2007, fue del 12,9%, desde ese momento hasta la fecha la evolución ha sido a la baja con un porcentaje del -32,76% (datos sacados de la página web de la empresa de trámites inmobiliarios Facilisimo.com) provocando la casi total paralización de la construcción y de todas las industrias que la abastecen.
Julio Anguita, que fuera alcalde de Córdoba y candidato a presidente por IU (Izquierda Unida) apunta a una causa más profunda: el propio funcionamiento de la Unión Europea, de cómo los distintos tratados han ido recortando la autonomía de los países y como se fue obligando a los gobiernos a pagar más en concepto de intereses por los préstamos pedidos aparte de una serie de medidas que para algunos países han sido muy difíciles de cumplir.
La realidad actual nos arroja una situación en la que más de 5.000.000 de personas están sin trabajo, donde muchísimas familias se ven en la calle por no poder pagar sus alquileres o peor aún desahuciados por no poder pagar las cuotas de la hipoteca, con un aumento de los impuestos directos (I.R.P.F.- IBI) e indirectos (I.V.A.), que fue de las primeras promesas electorales incumplidas por el actual presidente, con un aumento en la tasa que se paga por los medicamentos y por la atención médica en la seguridad social, más promesas incumplidas. La mayoría de las medidas tomadas por este gobierno han ido en detrimento de las clases más desfavorecidas y de ayuda al capital, bancos, industrias, grandes empresarios. Entre estas medidas encontramos una reforma laboral que mejora sustancialmente las condiciones de los empresarios para despedir a sus trabajadores. Con estas medidas la seguridad laboral ha desaparecido, no hay ninguna garantía de permanecer en un trabajo, las causas de despido son múltiples y la indemnización mucho menor.
Aparte de estas medidas que afectan a la mayoría de la población se han tomado otras que afectan a la población inmigrante sin permiso de residencia a la que se les niega la atención médica gratuita excepto en caso de urgencia.
La situación de los uruguayos
España acoge a algo más de 86.000 uruguayos, de los cuales cerca de 15.000 estarían en situación irregular, es decir que no tendrían permiso de residencia y trabajo.
Más de 20.000 tienen pasaporte comunitario con lo que su situación legal es mucho más estable, pueden regresar a Uruguay y pueden volver cuando quieran a España.
Sin embargo cuando la situación es difícil afecta a todos, aunque tengan trabajo, aunque tengan ingresos por encima de la media, aunque tengan la nacionalidad.
Santiago, un uruguayo residente en Terrassa (Barcelona) que emigró hace casi 30 años, nos cuenta su situación: “Tengo unos ingresos más bajos que hace unos años pero dado que he podido mantener mi trabajo lo peor de todo es el miedo a perderlo. Yo creía que era algo superado. Pero a mi edad pienso que si me quedo sin trabajo no podré seguir adelante. Creo que no solo perderé mi actual ritmo de vida. Siento que no seré capaz de evitar todos los problemas que se derivarían de tener más de 60 años y aún no tener la casa en propiedad. Es algo en lo que ni siquiera puedo pensar porque me afecta mucho. Más de una noche me he despertado angustiado pensando en estas cosas y les puedo asegurar que es una sensación muy desagradable”.
Para los que no están regularizados la situación se puede volver muy difícil. Para algunos existe la posibilidad de entrar en el trabajo sumergido o en negro, pero carece de todo tipo de protección social, de beneficios como el aguinaldo, seguridad social, etc. Otros que no tienen ni siquiera esta posibilidad están en situación de calle, los consulados reciben muchas solicitudes de ayuda que no pueden atender porque exceden sus posibilidades.
La disyuntiva que se les presenta a estas personas es la de quedarse y esperar que mejore la situación o volver al país a recomenzar nuevamente de cero. La decisión no es fácil. Primero hay que conseguir el dinero para el pasaje, y después hay que pensar de qué vas a vivir en Uruguay. La situación de los que regresan al país sin un buen respaldo económico es que se encuentran casi igual que como estaban en España. En estos días se han venido oyendo voces de repatriados o de gente que ha regresado por su cuenta, reclamando ayudas, facilidades para la adquisición de vivienda, ayudas a la inserción laboral, etc. Indudablemente este es un tema muy polémico. ¿Hasta qué punto debe el Estado ayudar a quienes se fueron buscando una mejora económica fuera de fronteras? Nadie se opone a que se les ayude a volver si están en situación crítica en el extranjero, pero la cosa cambia cuando se trata de otras ayudas dentro del país; porque los que se quedaron también han tenido que soportar crisis muy graves cuando los que estaban en el exterior tenían trabajo y mejores ingresos y un más alto nivel de vida; porque las ayudas para vivienda han de ser las mismas para todos y el acceso al trabajo ha de ser por capacidad y dentro de los sueldos que se pagan aquí. El poder adquisitivo en nuestro país es menor que el que se da en los países desarrollados, empezando por la comida y el vestido, pasando por los electrodomésticos, muebles, coches, etc., con la única excepción de la vivienda que en relación es más barata aquí. Los que regresan al país han de tener muy claro que conseguir un poder adquisitivo semejante al de España es muy difícil.
La crisis española va para largo y la situación de los emigrantes probablemente vaya a peor, hemos de esperar que todos nuestros compatriotas consigan tener una vida digna, estén donde estén y que si vuelven sean bien acogidos y que no se los discrimine ni negativamente, ni positivamente para que no generar agravios comparativos entre ciudadanos que somos iguales y tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones.
Gran dilema