Espionaje y política
La presentación nos da la posibilidad de enterarnos por propia boca del o los autores del por qué de un libro, de su pensamiento, de su motivación y nos permite comprender un poco más lo que se nos intenta transmitir.
Muchos han sido los libros presentados este año, pero nosotros nos quedamos con el libro Espionaje y Política, de los historiadores y docentes del Departamento de Historia Americana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación: Fernando Aparicio, Roberto García y Mercedes Terra.
El Reporte conversó con unos de los autores del libro recientemente editado por la editorial Ediciones B Uruguay: Fernando Aparicio.
El profesor Aparicio nos cuenta que como surge la idea de este libro, “la génesis de este trabajo se da porque los compañeros, por vías separadas, fueron de los primeros que tuvieron acceso parcial y fragmentario a archivos de la DNII (Dirección Nacional de Información e Inteligencia), Roberto García investigando el exilio del ex presidente Arbenz de Guatemala, exiliado en Uruguay entre los años 1957 y 1960. Y en el caso de Mercedes Terra buscando la personalidad de Lil Gonella de Chouhy.”
Por Iara Bermúdez y Waldemar García
“Ambos accesos –nos explica- fueron a mediados de la década del 2000 y se produjeron a instancias, de la buena voluntad, del entonces ministro del interior Dr. José Díaz.”
“Además de conseguir información sobre sus objetos específicos, empezaron a darse cuenta de la riqueza documental que ahí había. Roberto. que estuvo mucho más tiempo buscando material, inteligentemente hizo acopio de todo lo que caía en sus manos. No era que le mostraran todo lo que quería, pero él fue encontrando los resquicios para que bajo el pretexto del tema Arbenz poder ir ampliando la información. Y así consiguió una masa documental muy grande y nos propuso a Mercedes y a mí, que además de colegas somos amigos, emprender un trabajo conjunto.”
No es porque sí que Roberto García elige a sus compañeros para elaborar esta obra, el propio profesor Aparicio nos explica que los tres “teníamos desde antes la certeza de que la Guerra Fría, aquí en el Uruguay, no había sido sólo la repercusión de la política norteamericana en el país, sino que también había una gran imbricación de fenómenos vernáculos. Entonces la posibilidad, sobre todo, de abordar un período cronológico para la historia política del Uruguay, que va de 1947 a 1961, en el que se ubica el libro, que ha sido menos frecuentado que desde la década del ‘60 en adelante, nos pareció que era interesante para hincarle el diente.”
Este período nos dice “es un poco la génesis de la guerra fría y de otras cosas que después adquirirían otra proyección en los años ‘60 y ‘70” refiriéndose a lo que sería el período dictatorial y a los años anteriores en los que se fue gestando el Golpe de Estado.
En el prefacio del libro se hace referencia a los 4 temas centrales en torno a los que se trata de apoyar el libro. El marcado sesgo ideológico de los servicios de inteligencia uruguayos; el análisis del control del poder político sobre estos servicios o su autonomía respecto de éste; las relaciones entre los servicios de inteligencia latinoamericanos entre sí y su alcance; y la injerencia de los Estados Unidos, a través de la CIA, en nuestro país.
El profesor Aparicio nos cuenta que el Servicio de Inteligencia y Enlace es un “… servicio policial, que dependía directamente de la jefatura de policía, que nace en 1947 con un marcado sesgo anticomunista y que va a recoger documentación y experiencia de actividades policiales anteriores.”
Le preguntamos si de la documentación estudiada por ellos se desprendía que el Plan Cóndor se había gestado en ese período.
Nos dice que no, “no el Plan Cóndor como tal, en el sentido especifico, pero – nosotros abordamos épocas relativamente tempranas- sí que existía una larga y arraigada cultura de intercambio de información, que probablemente en épocas más cercanas fueron incluyendo otras cuestiones. Hay intercambio fluido de información y se ve también los vínculos, a veces más que institucional, con ciertos rasgos de fraternidad.” … “Hay un caso, en el libro, de intercambio entre la temible policía paraguaya de Stroessner y la policía uruguaya. Hay documentos que ya insinúan lo que vendrá, hay documentos de intercambio en la formación del personal militar para las labores de inteligencia. A la pregunta yo me atrevería a responder: La cultura de lo que terminaría siendo el Plan Cóndor se gesta desde muy temprano y va in crescendo, no el Plan Cóndor como lo conocemos.”
El Reporte.- Pero había antecedentes de colaboración y siempre con la CIA como nexo entre los diferentes servicios nacionales.
Fernando Aparicio.- Había antecedentes muy lejanos en el tiempo pero no siempre la CIA era el nexo. Esa es una cuestión bien interesante, muchas veces era sin necesidad de la CIA. Una de las cosas que nosotros tratamos de apuntar y de demostrar es que no todos los fenómenos del anticomunismo y de la Guerra Fría respondían a las indicaciones políticas del Departamento de Estado norteamericano ni a la CIA, sino que se gestaban en los propios países de América Latina. Había un anticomunismo, entendido en el sentido amplio de la palabra, que no necesitaba ni al gobierno norteamericano ni a la CIA para que existiera.”
ER.- ¿Hay contradicción entre la política del gobierno uruguayo de mantener vínculos diplomáticos y comerciales con la URSS, incluso recibiendo a representantes del gobierno soviético en nuestro país y la persecución a que se somete a los partidos comunistas?
FA.- Yo creo que no, que no hay contradicción. Hay una pregunta que nosotros no pudimos responder de manera enfática: que tanto había de control del sistema político, digamos las autoridades civiles, el Ministro del Interior, el Presidente o el Consejo de Gobierno en su momento. Hasta que punto estaban al tanto de la labor de inteligencia que se realizaba es algo que no podemos responder concluyentemente. Sí hay ciertos indicios, por ejemplo un acuerdo en el cual la policía argentina y la policía uruguaya –ya caído Perón- durante el gobierno llamado la “revolución libertadora” y en la cual participan el Ministro del Interior uruguayo Alberto Abdala, que después seria vicepresidente, y el embajador argentino en el Uruguay, el socialista Alfredo Palacios. O sea que los gobernantes sabían de la existencia de estos organismos, –la Dirección de Inteligencia y Enlace nace bajo la presidencia de Batlle Berres-. ¿Pero hasta que punto estos organismos después adquirían autonomía? Es probable que la adquirieran y que se formara su propia mentalidad independientemente del poder político. Hay un momento en que hubo una gran desidia en no preocuparse de lo que hacían estos organismos, se le dio mucho margen de autonomía.
Con respecto a la elaboración del libro nos explica que, “el libro no se basa exclusivamente en los documentos del archivo policial al cual tuvimos acceso sino que se complementan con archivos de otras fuentes e incluso del exterior.” …”el libro se estructura en base a 10 capítulos que en principio pueden ser leídos independientemente, cada uno tiene su propia historia.
Por supuesto que se emparentan en toda una época, arranca a fines de los años ’40, sigue con los primeros años ’50, la segunda mitad de esta década y termina en el principio de la década de los ’60. Desde los incidentes en el cine Trocadero, en el año 1948, en torno a la exhibición de una película de marcado carácter anticomunista, una acción militante del partido comunista y todos los sucesos acaecidos.
La visita del presidente Eisenhower a Uruguay a principios de 1960 y todo lo que se generó en torno a esa visita. O cómo personajes intelectuales, de fama, como Cándido Portinari o Pablo Neruda, de filiación comunistas eran celosamente seguidos.
Se relata un episodio, en realidad de la vida privada de Neruda a comienzos de la década de 1950 que ambientó todo un operativo policial de seguimiento y de pesquisa que demuestra la obsesión por las actividades de los comunistas internacionales en Uruguay.
Y los medios, que hoy pueden parecer rudimentarios, de todas formas llevaban a la intercepción de telegramas, de conversaciones telefónicas, a la infiltración de agentes en hoteles, etc. Hay otro caso, en el que entra el espionaje soviético. Un personaje muy particular que espiaba para los soviéticos, pero que en realidad se monta desde el punto de vista periodístico y político todo un gran teatro en torno a eso.”
Para terminar nos comenta que “un poco la idea del libro es que, en países como Uruguay y los de su entorno, no solo eran los ecos de lo que venía de fuera sino también lo que se generaba internamente. Hay que tener en cuenta, y es algo que se desprende de la lectura del libro, que las actividades comunistas a través del partido comunista o de los sindicatos o de estas acciones de espionaje del KGB, que existían, servían para alimentar esa mentalidad anticomunista de los Servicios de Inteligencia, de buena parte del espectro político y de la gran prensa.”
Esta última afirmación la corroboró, en el acto de presentación del libro, el profesor Roberto Baptista Jr., de la universidad de San Pablo, que ha realizado investigaciones en Itamaratí (Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil) y ha encontrado archivos de los años comprendidos en el libro, en los que se detallan actividades de personas en nuestro país y copias de archivos de seguimientos realizados por nuestros servicios de inteligencia. Agregó que nuestro país era visto en esa época, con preocupación por las autoridades Brasileñas, porque lo consideraban un lugar de encuentro y refugio de agentes comunistas y la vigilancia de la frontera para evitar la entrada y salida de estos era una prioridad.
El profesor Roberto García, otro de los autores del libro, agregó que casi toda la región estaba en una situación similar y que había material para la elaboración de otro libro no a nivel nacional sino a nivel regional.
Espionaje y política es un libro que nos cuenta de forma amena y en algunos casos con un poco de humor los entresijos del espionaje y la persecución a que fueron sometidos los comunistas en nuestro país durante la llamada Guerra Fría.
PENA QUE EL GOBIERNO NO PERMITA SABER MÁS. TIENEN QUE DEJAR LEER E INVESTIGAR TODOS LOS ARCHIVOS.
EL REPORTE…EXCELENTE ENTREVISTA. GRACIAS.