13 diciembre 2024
CRÓNICAS

¿Estudiar para qué?

Comenzaron las clases. El estudio ya sea en la escuela o en el liceo, equivale a un trabajo del niño o el adolescente, porque ya fue adquiriendo una madurez, que lo llevan a tener ciertas obligaciones que no tenía cuando párvulo, en su época del jardín de infantes, donde se aprendían también otras rutinas más elementales, acordes con la edad.

La sociedad en que vivimos va graduando nuestra actividad acorde con las edades de cada uno.

Cuando se es infante, la mayoría de las cosas son juegos, pero también se van adquiriendo conductas elementales como ser el saludar, cumplir con las normas higiénicas primarias, el gran aprendizaje del compartir juegos, juguetes, el tiempo con otros niños, no ser el nene de papá y mamá, sino un niño más en un conjunto de niños, cumplir con obligaciones elementales.

Todo se va graduando acorde con el crecimiento y la madurez del niño, en su evolución hasta la mayoridad.

Los padres trabajan para proveer a sus hijos de los elementos necesarios para vivir su vida y cubrir sus necesidades y la compensación de los hijos se traduce en una obligación muy parecida al trabajo, que consiste en cambiar la rutina del jugar a la de hacer otra cosa, no tan divertida para muchos y disfrutable para otros, que implica sacrificar horas del dolce fare niente a horas útiles en beneficio propio.

Los padres gastan horas de su vida para proveer a los hijos de todo lo necesario y los hijos deberán gastar horas para labrarse su futuro incierto, por cierto, pero todo dependerá en gran medida de su esfuerzo personal.

Cuanto mayor esfuerzo pongan mejor será la retribución que obtendrán en el futuro de su vida, el sacrificio no es de los hijos, porque ellos serán los directos beneficiaros de su esfuerzo.

Es una de las pocas obligaciones que tienen los hijos que consiste en cultivarse, y tratar de ser mejores, inclusive, que sus padres, para que ellos se sientan orgullosos de su función familiar.

En mis años mozos tuve en director en mi liceo público, que nos decía que estudiando dos horas y media por día, exoneraríamos todas nuestras materias y así fue, tuve todas las vacaciones para disfrutarlas a mi manera, otros que no entendieron lo que dijo el profesor, acortaron el verano dando exámenes en diciembre y en febrero.

Hay que encarar el estudio como un trabajo con pago diferido, que nos retribuirá cuando estemos formados con nuestro oficio o profesión que nos hará disfrutar de una vida más cómoda, con mayores satisfacciones y empezar cuando llegue el momento a cumplir el ciclo que cumplieron nuestros padres con nosotros.

Los hijos tienen que ser el orgullo de sus padres y que sientan que su sacrificio no fue en vano.

Comprender que la túnica y la moña o el uniforme son obligaciones que nos hacen a todos iguales, son herramientas fundamentales de la democracia, que igualan al que tiene menos con el que tiene más evitando la ostentación de ropas o calzados de marca que no todos pueden tener o un sacrificio vano, de pagar el doble o el triple por algo que no paga la pena, porque la diferencia es una marca o una grifa.

La escuela y el liceo nos igualan a todos y nos diferenciaremos unos de otros acorde con nuestra capacidad y no por aquello de que tanto tienes tanto vales.

Vinimos a la vida desnudos y así nos iremos.

Todo lo que nos echemos arriba es para tapar nuestra desnudez y la tapan tanto las cosas accesibles a todo bolsillo, como las cosas suntuarias.

El otro día en el robo a una joyería en un casino de Punta del Este se llevaron un reloj que valía una fortuna y pienso yo que lo pagaría con gusto si ese reloj detuviera el tiempo de mi vida y pudiera disfrutarla más, pero el tiempo con o sin ese reloj seguirá corriendo inexorablemente, claro que hay gente que con eso se creen que son más y no son ni más ni mejores, son lo mismo con o sin reloj, claro que si no pueden vivir sin ese reloj es porque ellos no valen nada.

Hay un dicho que dice: “El hábito no hace al monje”, es relativamente cierto, pero se puede estar muy bien vestido con mucho menos dinero que el que se gasta en cosas vanas.

Un par de mocasines de buena calidad, nacionales, vale menos que un champion de marca, que lo único que tiene de diferente con otros es la marca, la cual no implica más utilidad.

Una camisa por tener un bordadito insignificante cuesta el doble o el triple que una camisa de la misma procedencia pero sin dicho distintivo.

Einstein dijo que “hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana y no estoy tan seguro de la primera”.

Claro que estos casos se van aprendiendo en el transcurso de la vida y nos damos cuenta a veces muy tarde.

Lo escribió Jardiel Poncel, “bendita experiencia que nos llegas cuando somos viejos”.
Que todo sea para bien…

4 comentarios en «¿Estudiar para qué?»

  • Muy buena reflexion pero lamentablemente los pibes no la van a entender nunca pero 10 o 15 años despues, cuando salen a buscar laburo y se encuentran haciendo cosas que no les gustan por 2 pesos se van a quejar y tampoco se daran cuenta pero 40 o 50 años despues seguro que se van hacer la pregunta de como hubiera sido sus vidas si le hubieran dado bola a los padres que jodían tanto con los estudios.

  • yo pienso igual que juan antes el viejo te dejaba sin la tele sino hacias los deberes o traias feas notas y por lo menos te controlaban y si te hacias muy el vivo te sacaban el cinto y te la dejaban como un tomate. y hoy los padres que en la mayoria de los casos trabajan los 2 que hacen con los pibes si no los podes ni tocar hasta los vecinos te denuncian si ven llorando a un pibe
    tiene razon juan para nuestros padres y abuelo era un boleto criar pibes

  • Quienes crian gurises hoy sabran que es mil veces mas complicado que cuando los criaban antes y estoi reseguro que mis viejos y menos mis abuelos no sabrian que hacer hoy para criar a sus hijos.

  • Como muchos, supongo, empecé a leer de abajo, y me aparece esto: “Una camisa por tener un bordadito insignificante cuesta el doble o el triple que una camisa de la misma procedencia pero sin dicho distintivo”.

    Y pensé: Este tipo me va a decir que aunque el estudio parezca no servir para nada, me da un título, un bordadito.”

    Y como el tipo no me lo dijo y habló sobre otra cosa interesante pero otra cosa, ese tipo debería escribir sobre lo que significan los bordaditos en el estudio, porque es ahí donde comienzan las diferencias sociales.

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