La pinta es lo de menos
Por Lorenzo Olivera
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Chediak, aseguró que la resolución que prohíbe el uso de vestimenta “inapropiada” dentro de los juzgados no tiene “intención de discriminar”.
Según la Corte, “los valores de la modernidad” derivaron en “usos más despojados e informales”.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Chediak, aseguró que la resolución que regula la vestimenta que puede usarse dentro de los juzgados no tiene una “intención discriminatoria”.
En declaraciones recogidas en el sitio web del Poder Judicial, el jerarca explicó que la normativa se modificó “simplemente por razones de decoro”.
La Acordada 7829 de la Suprema Corte de Justicia prohíbe que las personas ingresen a juzgados con pantalones cortos, camisetas con “inscripciones o imágenes ofensivas” u ojotas, chancletas, chinelas, pantuflas “u otro tipo de calzado inapropiado para la ocasión”.
También impide el acceso a sedes judiciales a las personas que porten “gorras, sombreros o cascos” y que no cumplan “con las exigencias relativas al aseo y cuidado personal”.
La resolución atribuye la necesidad de la modificación a “los rápidos y profundos cambios socioculturales experimentados en los últimos años que han acompañado el transcurrir de la moda y los valores de la modernidad”, que generaron que “el público se vuelque hacia usos más despojados e informales, tanto en el trato interpersonal como en los modismos del habla, el aspecto personal y la indumentaria”.
En ese sentido, la acordada apunta a “la necesidad de limitar estos cambios a efectos de preservar el decoro y dignidad que deben guardarse en los recintos en los que se cumplen los actos inherentes al funcionamiento de los servicios de Justicia”.
La nueva normativa también impone algunos criterios de comportamiento dentro de los juzgados.
Es así que las personas que concurran a estos recintos deberán “obedecer” las indicaciones de los funcionarios y no podrán dirigirse a los magistrados sin autorización previa.
Tampoco podrán utilizar teléfonos celulares, equipos de audio o video u otros aparatos electrónicos.
El texto prohíbe expresamente la realización de “gestos obscenos o las actitudes que no guarden respeto por las mínimas normas de cortesía urbana en el trato con los demás actores del procedimiento”.
El distinguido jurista, que además de ser un profesional del derecho muy conceptuado tiene noción clara de lo que es una oficina y de lo que es y lo que no es en la vida, lo que puede ser y lo que no debe ser.
Utilizando un término jurídico le asiste derecho en sus pensamientos y lo interpreto en sus dichos y mucho más allá de sus dichos.
El cierto que el hábito no hace al monje, pero lo ayuda en gran forma y estilo.
Eso hasta mi perro se da cuenta, anoche vino un repartido de una farmacia de la zona un morocho con rastras en el pelo, pero no era un chorro sino un laburante que estaba haciendo el reparto, el perro que es manso y demasiado amigo de todo el mundo, cuando le vio la facha se lo quería comer crudo.
No era un malandra, porque eso los perros lo huelen, porque al hombre le expliqué que la dirección que le habían dado era cerca de gente brava y entendió, que ese mandado le podía costar la moto y alguna pateadura y entendió y agradeció y se expresaba correctamente, claro que el perro de sintaxis no sabe nada, él se guía mucho por las apariencias, aunque a veces se deja estar y la otra vuelta le afanaron la cadena y la casilla y no estoy exagerando.
Los fondos, los frentes y los costados de las casas son más transitados de noche que 18 y Andes, Bonomi no pidió sesión secreta en la cámara por gusto, claro que como vivimos víctimas y victimarios todos en la misma zona, lo de secreto es un chiste de mal gusto, porque sería un secreto a voces.
Volviendo al planteo que lo hizo en forma general, una juez con el escote provocativo y de minifalda no le inspirará confianza en el fallo ni el mismo respeto a las partes que el fallo dictado por una señora vestida normalmente acorde con la investidura.
El idioma es sabio, porque investidura viene de vestir de acuerdo con la función que se ejerce o desempeña.
El hábito no hace al monte, reiteramos, pero un cura de vicil va a ter que remar mucho para demostrar que es lo que es, porque un policía de civil, tiene la chapa y el arma y los curas de civil no tienen ni siquiera el clergy clerk (el cuello abotonado atrás y cerrado adelante).
Otro tema es el termo y el mate, hace unos años los comercios que se preciaban de tales no permitían a los clientes entrar con los avíos del mate, claro que con el tiempo el cliente puede cambiar de comercio, pero con el tema del mate no podrá cambiar de sede judicial.
Hoy hay ruedas de mate en las oficinas a la vista e impaciencia del público al que se le exige que concurra correctamente vestido y tenemos amaneceres camperos en los juzgados y demás oficinas.
Creo que lo de la ropa es fundamental, pero que venga mateado a la oficina y no haga sebo no es mala idea, lo mismo que las limpiadoras limpien las toneladas de polvo que hay en los pisos.
Conozco las propiedades estimulantes del mate, pero también conozco el ritual del mate que se pueden dejar pasar las horas alrededor de la bombilla.
Cuando estudiante era el único montevideano de los cuatro compañeros y nuestro régimen de estudio era de 7 am a 12 y de 19 a 24, en el lapso de 12 a 19 laburando para hacer el peso que nos hiciera morfar, como dice la letra de tango.
Tenía prohibido tocar la bombilla para que el mate no se lavara como buen chapetón del asfalto.
Eran dos termos por la mañana y dos por la noche, no digo la cantidad de exámenes que dimos en un año, porque puede sonar a jactancia y los salvamos todos y es puedo decir que nos recibimos todos en ese lapso y nuestra maratón de yerba y libros no ha sido igualada.
Pero una rueda de mate donde no paraba al mate y si alguno llegaba tarde tenía un buen lío con los restantes, porque por culpa del que llegaba tarde perdíamos tiempo de estudio los restantes, porque después teníamos que remar para ponerlo en el rumbo.
En la oficina donde hacía el peso como notaron se abría al público a las 12.45 a 18.45 y ahí mis estimados compañeros se iban a lo que oficiaba de cocina y se calentaban la sopa y a todo esto yo ya me había fagocitado de pasada en La Pasiva tres frakfurters para llegar a tiempo y en forma.
Eso si, la señora de la limpieza que me tenía manyado, cada vez que pasaba por mi escritorio me dejaba un vaso tamaño agua lleno de café de filtro que lo bajaba y al rato otro más y así toda la tarde. Eran dos litros de café en la tarde.
De noche para dormir me tenía que tomar un lexotán.
Hoy por hoy, ya jubilado tomo un café en taza grande para escribir estos artículos un par de veces a la semana.
El otro día vi en una tienda de las caras y para gente de guita, un muchacho con excelentes championes de marca y para gente de guita, un short de marca de esos que tienen seis bolsillos, una remera verde con leyendas sobre desaparecidos hace 40 años y un termo de acero de esos caros con la cara del Dr. Ernesto Guevara Lynch, y su compañera vestida muy elegantemente, él se sentía muy proletario cheto, pero era más burgués que el dueño multimillonario del comercio, él se estaba vendiendo un uniforme progre, aparentando ser progre y siendo un burgués, si no era tal un poco más y tuviera una puntita de campo y fuera terrateniente.
En mi barrio los que se vestían así eran los chorros para pasar desapercibidos o los que estaban para el cuento del tío para chapar algún incauto.
Vivimos en el mundo de la apariencia, gastando lo que no tenemos en el último celular ese que se compra primero que nadie la empleada doméstica, y pensar que cuando me iba a trabajar a fuera no tenía forma de comunicarme desde que salía hasta que llegaba y cuando sufrí más la incomunicación fue cuando la dictadura que se llevaron a mi hermano para el departamento 5 el de la tintorería y lo tuvieron un par de días porque figuraba en una agenda que según ellos no debería figurar si no era lo que ellos querían que fuera,
Cuando llegué me fui a buscarlo y justo lo largaban, me lo llevé a la casa de la vieja y le pregunté y me dijo que había confesado ser afiliado al Partido Comunista, cosa que no era cierta, pero era la única forma para que lo largaran y le reproché haber mentido y me contestó de malos modos, “si vos sos muy bocón, porque no estabas ahí adentro sintiendo música folklórica a todo lo que da y algún grito de vez en cuando”.
Volviendo a las pilchas, lo más barato y cómodo es un saco azul, un pantalón gris, un par de mocasines, camisa blanca o celeste y varias corbatas distintas.
Uno se cambia de corbata y quien lo mira piensa que se puso otro traje.
Desde el liceo hasta ahora uso corbata y es un gran salvavidas.
Los mejores mocasines porteños (modelo porteño) valen menos de la mitad que los championes de marca, que son tan chinos como los berretas de grifa desconocida.
Miramos interiormente y no andamos con un cartel en la frente aparentando lo que no somos, todos somos burgueses, hasta los ni ni que son rentistas y perdonen, si no están de acuerdo, pero es lo que pienso y es mi costumbre escribir lo que pienso yo.
Estimados…. Que todo sea para bien…