Mao Zedong
Antes, Mao Tse-Tung nacido en Shaoshan, Hunan, 26 de diciembre de 1893fallecido en Beijing, 9 de septiembre de 1976 fue el máximo dirigente del Partido Comunista de China (PCCh) y de la República Popular China.
Beijing, Peking y Pekín, son las denominaciones que generalmente se utilizan para determinar la capital de China y he optado arbitrariamente, en llamarla de la forma que la llaman los propios chinos, Beijing, es un concepto que debe ser el norte en nuestra vida, a cada cual hay que llamarlo como quiere que lo llamen y no imponerle otros nombres circunstanciales.
Bajo su liderazgo, el Partido Comunista se hizo con el poder en la China continental en 1949, cuando se proclamó la nueva República Popular, tras la victoria en la Guerra Civil contra las fuerzas de la República de China.
Chiang Kay-Shek era el anterior mandamás de China mal llamada continental, que estaba sustentado por los EEUU y cuando el triunfo de las fuerzas de Mao, se vio forzado a retirarse definitivamente a la isla de Formosa, ex colonia portuguesa, hoy Taiwan.
La victoria comunista provocó la huida de Chiang Kai-shek y sus seguidores del Kuomintang a Taiwán y convirtió a Mao en el líder máximo de China hasta su muerte en 1976.
Mao asumió los planteamientos del marxismo-leninismo pero con matices propios basados en las características de la sociedad china, muy diferente de la europea.
En particular, el comunismo de Mao otorga un papel central a la clase campesina como motor de la revolución, planteamiento que difiere de la visión tradicional marxista-leninista de la Unión Soviética, que veía a los campesinos como una clase con escasa capacidad de movilización y adjudicaba a los trabajadores urbanos el papel central en la lucha de clases.
Esa diferencia de criterio se notaba inclusive en los comunistas uruguayos que estaban por una parte los comunistas pro soviéticos y por otro los pro chinos.
Algunos compañeros del interior hasta el día de hoy llevan como apodo el Chino fulano, por su inclinación ideológica de aquel entonces.
La etapa de gobierno de Mao estuvo caracterizada por intensas campañas de reafirmación ideológica, que provocarían grandes conmociones en China, como el Gran Salto Adelante y especialmente la Revolución Cultural, momento en el que su poder alcanzó las cotas máximas al desarrollarse un intenso culto a la personalidad en torno a Mao.
Todavía hoy, Mao está rodeado de una gran controversia
Años después de su muerte, en 1981, el PCCh publicó un análisis oficial sobre la responsabilidad de Mao en los problemas sociales y económicos derivados de sus políticas, en el que se le achacaban errores graves, aun cuando se reconocía su papel como gran líder revolucionario y artífice de la subida al poder del Partido Comunista.
Desde entonces, el PCCh ha mantenido esta valoración histórica de Mao como un gran líder, fuente de legitimidad del propio partido, que sin embargo habría cometido algunos errores graves.
Fuera de la República Popular, las valoraciones de Mao han variado desde la visión amable como un líder popular hasta la de su etapa en el poder como un autoritarismo tiránico y brutal.
La mayor discrepancia entre estas visiones contrapuestas de la figura de Mao se refieren al fracaso de muchas de las políticas radicales que se adoptaron durante su liderazgo, así como a las cifras de muertos como consecuencia, directa o indirecta, de esas campañas políticas (los más alcistas hablan de 70 millones, los más bajistas dan 10 millones).
Pero China es lo que es hoy gracias a Mao.
Por otro lado entre 1949 y 1975 la esperanza de vida se duplicó: de 32 a 65 años.
A comienzos de los años 1970, Shanghái tenía una tasa de mortalidad infantil menor que Nueva York.
En una generación, la tasa de alfabetización subió de 15% en 1949 a 80-90% a mediados de los años 70.
Entre 1949 y 1976 China, el “enfermo de Asia”, se transformó en una potencia industrial importante, con una tasa de desarrollo igualada solamente por los grandes auges de crecimiento de la historia.
Las ideas de Mao se consolidarían como ideología propia del PC Chdurante la época de la ocupación japonesa, entre 1938 y 1945.
A la versión del comunismo fuera de China, se la llama “maoísmo”.
En el PCCh se prefiere la designación “Pensamiento de Mao Zedong”.
Las ideas de Mao han tenido una gran influencia en el desarrollo de otros movimientos comunistas, particularmente en Asia, África y América Latina.
Una de sus principales ideas era la visión de los campesinos como el motor de la revolución.
Las ideas marxistas-leninistas, habían visto a los obreros industriales como la fuerza de la revolución.
Mao se dio cuenta de que éste no era el caso de China, y que el motor revolucionario operaría desde el campesinado.
Mao partía de la idea de que los campesinos debían formar la base de la revolución comunista, lo que sólo era posible si los dirigentes políticos absorbían el mensaje de la revolución y lo hacían comprensible a la población campesina.
Esto significaba que los dirigentes políticos debían ser conscientes de las realidades locales y tratar de integrar las aspiraciones de los campesinos con la política del partido.
El dirigente también se basó en las teorías de Hegel y Marx para desarrollar el materialismo dialéctico, aplicando la teoría de la dialéctica a los conflictos reales del mundo, afirmando que sólo la realidad del conflicto era lo que tenía importancia.
Mao desarrolló una teoría de la dialéctica que fue analizada por décadas
También desarrolló teorías como la estrategia de tres fases en la guerra de guerrillas y el concepto de la dictadura democrática del pueblo.
Asimismo, defendió la Revolución Cultural como mecanismo para evitar la restauración del capitalismo.
Entre 1957 y 1960, Mao dirige una ambiciosa campaña de masas denominada Gran Salto Adelante, política desarrollista que marcaba el distanciamiento entre el comunismo chino y el soviético.
El Gran Salto Adelante fue un fracaso, y provocó una gran hambruna, que se vio agravada por catástrofes naturales.
Entre 1966 y 1969, alentado por seguidores como Lin Biao y su propia esposa Jiang Qing, promovió una nueva campaña de movilización social, la Revolución Cultural, con el objetivo, según Mao, de profundizar la construcción del socialismo e impedir la restauración capitalista; no obstante, hay quien considera que, en el fondo, el auténtico objetivo de la Revolución Cultural era apartar del poder a Liu Shaoqi, Presidente de la República Popular China, y Deng Xiaoping, secretario general del partido, que le habían apartado del poder efectivo tras el fracaso del Gran Salto Adelante. Para ello, socavó los apoyos de los dirigentes del partido, creando estructuras de poder paralelas como comités revolucionarios y, de manera especial, los guardias rojos, jóvenes adoctrinados que “atacaban” a quienes eran considerados reaccionarios o contrarrevolucionarios.
Mao acabaría, sin embargo, pidiendo al ejército que acabara con los desmanes de los guardias rojos, ante los crecientes actos de intimidación y violencia provocados por estos.
En abril de 1969, el IX Congreso Nacional del Partido Comunista de China dio por concluida la Revolución Cultural y se suspendieron las actividades de los guardias rojos.
Las luchas de poder que se sucedieron a continuación llevarían a una situación de gran inestabilidad hasta después de la muerte de Mao, cuando los reformistas liderados por Deng Xiaoping conseguirían hacerse con el poder.
Como líder ideológico del partido, la figura de Mao dominó la política y la sociedad de la República Popular China hasta su muerte el 9 de septiembre de 1976 en Beijing.