Memorias Fracturadas
El pasado sábado 13 de junio se inauguró en el MUME (Museo de la Memoria) la exposición Memorias Fracturadas.
Un proyecto que concursó y ganó la convocatoria de exposiciones temporales convocado por el museo en el año 2014. El proyecto es una iniciativa de un grupo de jóvenes españoles y uruguayos. “Es un repaso cartográfico y visual de los espacios represivos y de los lugares de memoria vinculados a la última dictadura cívico-militar (1973-1985) en la ciudad de Montevideo”.
Por Iara Bermúdez y Waldemar García
El director del museo, Elbio Ferrario, explicó que “esta propuesta nos pareció muy válida; mapea nuevamente aquellos lugares que fueron centros de detención y también centros de resistencia en algunos casos. Y visualizarlo a nivel de plano: dónde estaban estos lugares en Montevideo”. Comentó también que los expositores tuvieron algunos problemas para poder recabar información “en algunos lugares no los dejaban entrar a pesar que somos un país democrático, con una democracia que se ha ido consolidando pero a pesar de eso hay ciertas resistencia en algunos lugares para poder abrirse libremente”.
Carlos Marín, uno de los integrantes del grupo explicó que “la idea que teníamos el grupo de trabajo era hacer una reflexión sobre los espacios represivos de Montevideo, porque muchas veces los pensamos individualmente, pero vistos así en conjunto llaman más la atención. La idea era ver cómo eran esos espacios represivos; que tipo de espacios represivos hay y hasta qué punto se han marcado como lugares de Memoria o no, como varios espacios represivos de la dictadura han sobrevivido a la etapa post dictatorial y hasta qué punto se han reclamado por la sociedad uruguaya como lugares de Memoria”.
Marín dijo también que trabajaron con 2 herramientas: “el análisis espacial y la biografía cultural de estos espacios represivos”. El centro de la exposición está ocupado por un mapa de Montevideo en el que están marcados todos los centros de represión utilizados por los militares durante los años del gobierno de Pacheco Areco y de la dictadura divididos en 5 tipos: centros clandestinos; centros de detención; cárceles comunes; cárceles políticas y cementerios clandestinos.
Este es el análisis macro de la espacialidad, que nos da una idea de conjunto de este paisaje represivo de la dictadura y antes, desde 1968. Carlos argumentó que la importancia de esta visión panorámica está en que “no hay ni un barrio que no tenga algún tipo de espacio represivo, lo que algún autor llama archipiélago represivo, … es decir, se da la continuidad entre los espacios de represión y los de la vida cotidiana. Eso tiene una lógica por parte de la dictadura, estos espacios represivos no solo están actuando para la gente que está adentro, sino que también están actuando para la gente que está afuera, la gente de esos barrios también están viviendo el miedo o la represión en la forma de estos hitos de represión que se reparten por toda la ciudad”. Agregó que “cuando hablamos de memoria tomamos la parte por el todo, pero cuando hablamos de estos espacios de memoria hay muchas memorias diferentes: una puede ser la que tenga el detenido que ha pasado por ahí que cuando pase por delante de ese lugar le vendrán todos los recuerdos; otra es la memoria popular, las memorias barriales, la gente que vivía alrededor y que en cierta medida sabía lo que estaba pasando dentro y es un tema que está poco trabajado en Uruguay; después está la memoria que podamos tener todos nosotros; por ejemplo una persona que no tenga ningún tipo de referencia es un paisaje totalmente naturalizado y domesticado inserto en el entorno cotidiano; son diferentes estratos de memoria”.
Otro de los aspectos que remarcó Marín es el hecho de que los espacios de represión no han sido reclamados por la sociedad uruguaya para que sean Marcas de Memoria, los sitios señalados como centro de resistencia no coinciden con los centros de detención, salvo en un par de centros. Pero algunos otros centros de detención han sido reconvertidos en viviendas, otros siguen siendo cárceles o cuarteles militares, alguno es hoy un shopping, otro un museo de arte, pero la tónica general es que pasen desapercibidos para la mayoría de la gente.
Conversamos con algunos de los integrantes del grupo.
El Reporte.- ¿Cómo surgió este proyecto?
Carlos Marin.- Surge básicamente porque Jorge se enteró de la convocatoria del MUME que estaba abierta, y nosotros en conversaciones informales habíamos hablado muchas veces de este paisaje represivo que es prácticamente invisible en Montevideo, que está sin marcar, y nos planteamos poder hacer algún tipo de intervención para llamar la atención sobre el paisaje represivo de Montevideo y ver qué tipo de marcas de la Memoria hay, si se conocen, si no se conocen. Ese era un poco el fundamento de la exposición: reflexionar sobre eso y sobre todo hacer reflexionar a la gente sobre ese paisaje represivo que está tan naturalizado en los movimientos cotidianos de la gente y no somos conscientes de la historia que tienen esos edificios detrás.
ER.- ¿Cómo fue el proceso de elaboración?
CM.- El proceso ha sido bastante lento. En principio era para inaugurarse en octubre de 2014, pero por diferentes problemas se ha ido postergando hasta hoy, 13 de junio de 2015. En principio nos repartimos bastante bien las tareas, porque todos tienen bastante experiencia en trabajos con Memoria Histórica en España. Eli (Elisa García) ha trabajado en Memoria Histórica en Catalunya. Jorge (Castrillón) ha estado colaborando con el tema de la represión y la Memoria Histórica en Valladolid, con el proyecto que lleva su madre. Hay que mencionar que los dos son hijos de presos políticos que también lo han vivido a nivel personal. Por otro lado están Fuyumi Labra y Ángel (Galán) que parten del tema de la antropología visual. Fuyumi se encargó de la fotografía y Ángel, de los videos. Ángel también ha trabajado en videos en proyectos de documentación en otro tipo de genocidios, como el armenio que acaba de sacar un documental justo ahora. El compañero uruguayo (Nicolás Gazzán) es antropólogo y trabaja en el GIAF (Grupo de Investigación Antropológico Forense) y yo también estoy trabajando en el GIAF, en un proyecto de investigación. Entonces nos juntamos todos y repartimos las tarea y Sonia que se incorporó después se ha encargado del diseño gráfico.
Jorge Castrillón:.- Yo tengo que decir que, porque es modesto, pero si ha habido una espina dorsal del proyecto, ha sido Carlos, que es el especialista, es la persona que entiende y ha empujado mucho.
ER.- ¿Cómo fue la selección de estas piezas?
CM.- La selección la hemos hablado mucho con Fuyu y con Ángel. Que ellos en todo este proceso ya se han vuelto a España y han tenido una cría o sea que ha demorado tanto que el grupo ha aumentado, hay una más de los iniciales (risas). Hablamos sobre todo de estos 5 tipos de espacios represivos: centros clandestinos; centros de detención; cárceles comunes; cárceles políticas y cementerios clandestinos. Buscar una representación de todos esos tipos, que queden todos representados entre los videos y las fotografías. Como el espacio no daba para los más de 50 lugares represivos que hay en Montevideo intentamos hacer una selección que fuera lo más representativa posible de esos 5 tipos. Fuimos seleccionando, se desecharon algunos. Se fotografiaron más espacios de los que están representados. A último momento seleccionamos aquellos que pudieran dar alguna información particular, por ejemplo (la cárcel de) Punta Carretas convertida en shopping; cárceles que siguen siendo cárceles; quisimos jugar un poco con toda esa casuística que hay dentro de la ciudad de Montevideo.
ER.- En la presentación decías que hay determinados centros que siguen siendo centros militares. ¿Qué dificultades tuvieron para acceder a estos sitios?
CM.- Yo por mi trabajo he podido acceder a muchos de estos sitios porque trabajo en el GIAF y he entrado con ellos a excavar. He estado en el Batallón 13, conozco el 300 Carlos, conozco el Batallón 14, he podido trabajar en La Tablada Nacional. Durante bastantes meses he estado excavando, pero porque teníamos un permiso especial de presidencia de gobierno para el grupo de arqueólogos, pero los compañeros, Ángel y Fuyu cuando han ido a los batallones a hacer fotos, han salido los militares y les han dicho que no podían, que tenían que tener un permiso especial. Permiso que han intentado obtener por diferentes medios y que nunca ha llegado. Es decir, son espacios que por seguridad nacional están todavía en la órbita militar y no se pueden fotografiar. Los Batallones 1 y 2 que son los que están representados en la muestra son los únicos que más o menos pudieron llegar, hacer las fotos y que nadie les dijera nada.
ER.- ¿Hasta cuándo va a estar la exposición?
CM.- Va a estar hasta el 1 de agosto, luego desmontaremos e intentaremos llevarla a algún otro punto de Montevideo.
ER.- ¿Qué hace este grupo de españoles en Uruguay?
JC.- Ésta es una pregunta que nos hacen muy a menudo. Creo que hay un denominador común, es que venimos todos emigrados por la crisis somos una nueva ola migratoria de españoles, cada uno con sus circunstancias, pero también este proyecto nos ha servido, aparte de ponernos en común entre nosotros, también para situarnos frente al País. Sobre todo los que tenemos menos contexto, a diferencia de Carlos que trabaja en una institución local.
ER.- ¿Cuánto tiempo llevan en nuestro país y que opinión les merece Uruguay; como se sienten de estar aquí?
CM.- La media de los que estamos es de 1 año y medio, y yo no tengo ninguna queja, solo tengo agradecimiento. Creo que tanto yo, como otros compañeros españoles que andan por aquí, que acaban de llegar, igual que nosotros han podido desarrollarse profesionalmente gracias a Uruguay.
Elisa García: También hay que decir que la mayoría de los que estamos aquí hoy, somos españoles.
CM: Si, han venido un grupo grande de amigos españoles. La mayoría hemos salido de ahí por la crisis y aquí hemos llegado y hemos podido encontrar trabajo cada uno de lo nuestro: el arquitecto de arquitecto, el periodista de periodista, yo con una beca del gobierno uruguayo, y en España estaríamos “comiéndonos los mocos” como se suele decir.
Elisa: Nos han dado un espacio y oportunidades que en España no lo tendríamos y esto es muy valioso para nosotros.
La muestra tiene un interés agregado al propio tema que trata y es que un grupo de jóvenes extranjeros, que no vivieron el terrorismo de Estado, que no tienen familiares desaparecidos ni asesinados, que hace poco más de un año que viven en nuestro país, que están trabajando y estudiando en nuestro país, nos proponen una reflexión sobre la invisibilidad de los centros de represión y tortura, nos proponen rescatar la Memoria de la represión, haciéndola visible para toda la población, mostrar la verdad que esconden dentro esos lugares que fueron recintos de sufrimiento y dolor para que su presencia nos recuerde que nunca más se puedan repetir los hechos que quebrantaron y degradaron nuestra sociedad.