Morbo mata cultura

Está de moda escribir sobre determinados temas porque son más vendedores que otros, claro que el que está pensando en las ventas no está pensando en el arte, eso creo que tiene que quedar bien claro desde un principio.

Las ventas son problemas del editor

Puntualmente, sin ni siquiera haber leído un poquito del tema tenemos, que meternos en temas esotéricos, ciencias y no tan ciencias ocultas o discretamente disimuladas con algún velo superficial, que no permita ver claramente lo que hay abajo.

El lector que busque y si no encuentra el limitado será él y no el escritor.
Otro gran rubro vendedor son los libros de autoayuda, desde conseguir un novio en diez minutos, adelgazar o evitar el suicidio, entre otros múltiples temas. Por favor conseguir una licenciatura aunque sea en el manejo de la cachiporra, pero el Lic. antes del nombre es fundamental.

Ya hace un par de meses que en librerías está el zodíaco para el año 2011, falta todavía el horóscopo chino y el de varios autores archiconocidos.
Nunca me imaginé como se podría tener una imaginación tal para escribir este tipo de libros, aunque creo que lo hacen con una tijera y corta y pega y dale que va.

También podemos meter en la procesadora todos los temas y producir algo que nadie entienda, pero dejando bien claro que el no entender los mismos no es “disti” o “está de menos”, como lo establece la columna de Galería y de ahí en más todo el mundo lo mirará con cara de inteligente.

Tenemos un grande, bueno tenemos varios, que escribieron a troche y moche, como ser Alejandro Dumas (padre), persona de origen mestizo de africano con europeo, con buena pluma, pero con gran ingenio para hacer dinero y gran habilidad para elegir los temas.

El para su trabajo utilizaba unos señores que se les llamaba casualmente también “negros” y eran a los que se les daba línea y escribían a tanto por hoja o por novela y las firmaba Monsieur Dumas.

Con uno llegó a tener un juicio bastante conocido, como también era conocida su habilidad empresarial como patrón.
El “negro” por su actividad y no por su origen étnico se llamaba Auguste-Jules Maguet nacido en 1813 y fallecido en 1886.

Al señor Dumas (padre le escribió obras de teatro y 19 novelas). Pero no piensen que por tan poca cosa iba a gastar espacio.
El señor que figuraba como autor, Alejandro Dumas, padre, utilizaba o utilizó 52 colaboradores, tenía una tribu de colaboradores.
Hay una anécdota que sería risueña si no fuera triste.
Alejandro Dumas, padre, le preguntó a su hijo Alejandro Dumas también, si había leído su última novela. A lo que Dumas hijo le respondió: “Claro que sí” y le replicó rápidamente: “¿Y tú la has leído?”.

Hay otra en la que el autor, de alguna forma tenemos que llamarlo, estaba muy desanimado porque se le había muerto un “negro” con una novela casi terminada o casi totalmente pagada que era lo más importante.

Se le presentó un señor y le dijo a Dumas padre que no se preocupara, que no había perdido nada, porque “él” era el “negro” del “negro muerto”.
O sea que todo llegaría a feliz término.

Pero no hacerse mala sangre porque Alejandro Dumas padre escribió mucho, lo bravo es distinguir lo por él escrito de lo escrito por los “negros”.

Cuando el sitio de Montevideo, por las tropas de Oribe, Rosas y compañía, Alejandro Dumas (padre) escribió un libro, del cual un ejemplar, de una de sus ediciones, obra en mi biblioteca, titulado “Montevideo o la nueva Troya” el nombre era apropiado porque la guerra de Troya duró alrededor de diez años y el sitio de Montevideo anduvo por ahí.
Melchor Pacheco y Obes visitó a Alejandro Dumas en su tierra y le hizo ese encargo y lo pagó bien con oro como era la norma de aquel entonces.

Claro que la autoría no es como la maternidad, que siempre es cierta, por el contrario la paternidad puede haber sido obra de algún amigo, en este caso “un negro”.
No sé si el libro sirvió para sus cometidos contra Rosas y o si solamente engordó a Dumas, pero existe y cuenta la película a favor nuestro.

Pero el amigo Dumas (padre) no tenía el monopolio del uso de colaboradores.
Isaac Asimov, nacido en Rusia, 1920, emigrado a los dos años de edad a los EEUU, logró el premios en lo suyo la bioquímica, con gran producción en ciencias, en ciencia ficción, ensayos en general e historia. Ensayos en general e historia. Cada día, a pesar de haber muerto en 1992, escribe mejor, tras su figura hay una fundación.

Paulo Coelho, nacido en 1947, esta y es vivo, escribe sobre cualquier cosa, con una producción asombrosa de libros de todos los temas, tuvo un “negro” llamado Toninho Brida.

Su especialidad es la nada, Alquimia y ciencias ocultas por doquier, su producción es de más de 4 o 5 libros por año. Es de escritura fácil para lectores fáciles. Si alguien tiene interés en saber algo sobre alquimia por favor no leer Coelho.

Otra forma de escribir es juntar a una serie de escritores sobre determinado tema, como ser naufragios en tal lado, el cine visto por los cinéfilos y armar tantos libros como grupos se puedan formar y aportarle el prólogo y/o algún articulito menor y muchas fotografías. En nuestro medio tenemos uno que se ha especializado en todo de todo y lleva ya presentados un montón de libros.

Cuando vienen las ofertas de libros por Internet vemos que figura el nombre de él y “otros”.
Los “otros” podemos buscarlos infructuosamente hasta el cansancio que aparecerán con otras obras pero no con la que es motivo de la oferta.

Tenemos escritores que se plagian a ellos mismos.
Si aunque Ud. no lo crea, con un libro hacen cuatro, citándose ellos mismos transcriben abierto lo que figura, en otros libros de los cuales es autor y los textos son tal cual, sin cambiar un punto ni una coma.

Asimismo llevan muchas citas y fotografías, porque el lema es “una foto vale por mil palabras” y digo yo que copiarla da menos trabajo al autor que describir las circunstancias.

La última categoría son los escritores carroña, que se dedican a escribir sobre personas que no están en condiciones de defenderse y con esa patente de corso poner cualquier cosa, verdadera o falsa o parecida y vincularlos necesariamente con el poder y de ser posible con la masonería o con algún otro grupo que meta fuerza o al menos aparente tenerla.

Es triste cuando uno lee un libro sobre algún buen regular o mal hombre, pero que no puede defenderse por incapacidad física o muerte y atribuirle poco menos que es un aprendiz de brujo.
Las letras no son para ganar dinero, sino que son para mejor gloria de quien escribe el libro, porque con los derechos de autor, salvo que uno sea el propio editor, como se da en algunos casos, ahí si la cosa mejora, pero no mucho.

El arte no paga, pero halaga la satisfacción del deber cumplido.