18 diciembre 2024
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Ni me cayo ni me voy

Cuando era muchacho, tenía un jefe que odiaba a un profesor de literatura que había tenido en sus épocas mozas, persona muy pagada de sí misma y un tanto insoportable y la relación de educador educando, por lo que trascendía, de sus cuentos, no había sido idílica ni nada parecido.

Estamos hablando de una época que no la viví, pero por mis padres y mis hermanos, tenía una acabada noción de cómo era, los profesores marcaban de cerca y los alumnos eran estudiantes y no un elemento decorativo en la clase y se trataban de Ud. tanto entre profesores, como entre estudiantes y entre estudiantes y profesores.

No obstante ello algunas quedaban embarazadas, porque el usteteo y el tuteo no tienen nada que ver a cota horizontal.

Ni los docentes ni los alumnos justificaban unos a los otros, cada cual ocupaba su lugar en la escala social y humana.
Decía el que narraba los hechos, persona que ha fallecido hace no menos de cuarenta años, de no mucha edad, que dicho profesor no fuera el mejor poeta del mundo, vaya y pase; que no lo fuera de toda América, era atendible; que tampoco lo fuera del Uruguay, no era tan grave; que no lo fuera de todo Montevideo, ya entraba a poner pesada la cosa; pero que no fuera el mejor poeta en su lecho conyugal, hablaba a las claras que su esposa era mucho mejor poetisa que él.

En esta anécdota algo de verdad y de conocimiento público debe de haber, porque él no figura y ella sí, en el pequeño mataburros, conocido también por su nombre como el Pequeño Larousse Ilustrado.

En el nomenclátor urbano de Montevideo, ella figura dándole nombre a una calle, en un barrio en que todas las que la rodean llevan nombres de poetas y poetisas, nacionales y latinoamericanos y a él lo mandaron a una zona extramuros, a una calle que tiene por compañera a una que lo escolta, con el nombre del General Aparicio Saravia.

No quiero pensar que el que andaba poniendo nombres ignoró que el hombre era un poeta y lo confundió con un soldado de las patriadas, porque tengo entendido que los nombres, no se improvisan ni se ponen al voleo, ni tampoco sale un señor con un pincel y una tabla a bautizar oficiales de 17 metros número tal, o pasaje peatonal E o cualquier otra letra.

Aunque hay cierta plaza en Montevideo, que por iniciativa popular de unos vecinos, le han cambiado el nombre reiteradas veces y la Intendencia tiene que volver al nombre viejo.
Sería más amigable ponerle ese nombre que proponen y el de esa plaza ponérselo a esos tantos baldíos innominados, que figuran como plazas en los planos de fraccionamiento.
Todo esto me vino a la memoria, como nos pasa a muchos, que empezamos a tirar de una piola y atrás viene otra y otra y terminamos donde menos lo pensamos.

Ayer o anteayer leí, creo que en el Observador y en otro diario, que el Presidente de los Orientales, manifestaba que él, no le había pedido los cargos a los miembros de los directorios de Entes Autónomos y Servicios Descentralizados y algunas otras dependencias, a miembros de los partidos de la oposición.
Ahí andaban como patos con tripas, medio atragantados y discutiendo entre ellos, por ciertas declaraciones de la Sra. Lucía Topolansky, esposa del Presidente, de que pareciera que dijo, de que “no se iban a ir nada, porque estaban tornillados o atornillados a los asientos”.

Estoy citando de memoria palabra más o palabra menos el concepto era ese.
La aclaración del Presidente no ayudó mucho en la cosa cuando dijo por los medios, “… nunca les pedí los cargos ni nada por el estilo, sólo hice una apreciación personal…”, claro está, si el lo dijo eran sus dichos y las palabras de una persona suelen ser apreciaciones personales, por su propia naturaleza y la remató con “…Tampoco les manifesté que se fueran o que se quedaran porque cada cual sabe lo que debe hacer…”.

Los puntos suspensivos los pongo yo por mi cuenta, porque como no estaba en el lugar, no sé si los dichos del dignatario fueron in totum o sacados de contexto como se suele decir últimamente, para escurrir el bulto.

Asimismo es valor sabido, que esos cargos no están sujetos a la voluntad del mandatario, sino que para removerlos de los mismos, se debe cumplir un trámite que acredite mal desempeño de la función, abuso de la misma, apropiación indebida, etc. etc., un trámite largo y complejo como suele ocurrir también, con los funcionarios públicos, dado que los representantes de los partidos, en los entes, cumplen una función de contralor y no son cargos de confianza, que se los puede sacar en cualquier momento, sin expresión de causa, y de acuerdo al paladar del que manda o de los que mandan.

Como el ambiente estaba bastante caldeadito el Presidente, también consultado por la prensa señaló: “¿ Por qué van a dejar sus cargos?. Los vamos a condenar a la desocupación…”
El vaso se llena con agua de abajo hacia arriba, pero se desborda con la gotas que exceden la capacidad del mismo.
Los integrantes del sector Vamos Uruguay, del Partido Colorado, renunciaron a sus cargos, sin perjuicio que estaban integrados en la función y tenían una buena relación con los integrantes oficialistas del directorio, como lo han manifestado reiteradamente y por lo que me es personal, a los que conozco, no van a quedar desocupados porque tienen actividad privada remunerada por sus profesiones.
El que se manifestó un tanto descontento, con el trato de sus colegas de directorio, fue el Dr. Carlos Guariglia, porque en Antel, estaba molesto por ocultamientos y por varias jopeadas que le hicieron, estando a sus declaraciones, formuladas en la prensa.
Otros sectores de la oposición, tanto colorados como blancos, optaron por quedarse ocupando los cargos, cosa que dio lugar a molestias entre los que quedaron y los que se fueron.

Volvió aquella manida frase al tapete de “la oposición ni se calla ni se va” como lema de los que se quedaron y “alguien tenía que parase frente a Mujica y su señora y decirles ”.
Alguien del oficialismo tildó a los salientes que lo hacían con “ánimo electorero”.
Como cierre viene al caso la anécdota del poeta y la poetisa…

Declaraciones de la senadora Lucia Topolansky

2 comentarios en «Ni me cayo ni me voy»

  • Hay que reconocer la habilidad de mantener a todos en movimiento y entretenidos…porque se habla mucho mas de la ropa, de los zapatos del look del presidente y lo mal que habla que de los problemas de la gente y como solucionarlos. Estamos copiandoles a los porteños????
    Saludos

  • A mi lo que me gusta es que a Lucia nadie le tuerece el brazo y mira que debe se salado lidiar con el Pepe!!!!¡¡¡¡

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