“No me olvides”
También hay otros que siempre están con el fierro, pero esta vuelta no lo usaron, a ellos les agradezco su estar siempre atento y tratar de mejorar lo nuestro en la comunicación e intercambio.
Sorprendido y en Facebook propio, recibí una respuesta que presumo de Villa Soriano, o algún vocero oficioso, diciendo que “hace unos años estuvieron unos ‘científicos’ y dijeron que ‘no había nada que hacerle’”.
Agradezco de todo corazón a los ediles colorados de Colonia en la persona de la encantadoraNibiaReisch Vila, de Colonia Valdense, que sin conocerme se puso en contacto y me conectó con el también edil colorado de Soriano, OsvaldoCelioChavasco, conocido como El Pato, por algo será, oriundo de La Lata, que ahora le dicen Cardona, donde no se pueden comprar más pichones de carne blanca.
Todos a la orden dentro de sus posibilidades y sus medios.
Empujaremos todos y si no nos da el cuero para que ese timbó viva 200 más, para los nietos de nuestros nietos y los nietos de los nietos de nuestros adversarios (parodiando a don José Batlle y Ordóñez), le entraremos a algún acodo para que la misma savia de la patria nueva de entonces, brote en la patria vieja de ahora y les muestre a nuestros descendientes, donde, tal vez, se festejó o se pudo festejar oportunamente aquel grito heroico deAsencio y tal vez aparecerán algún otro Venancio Benavidez y otro Perico el bailarín, con pericón, ranchera o una salsa de los nuevos tiempos.
Tal vez no logremos revivir el timbó, aunque algunas ramas todavía quieren y tal vez se arregle a la criolla, con poco trabajo, unos camiones de tierra arriba de las raíces que están a flor, una poda fuerte, eliminarle la iluminación que le dio fuerza a las plantas parásitas y esperar.
Si no logramos todo lo que pretendemos, por lo menos haremos sonrojar de vergüenza o de rabia, a los que hace más de diez años que lo ven morir y no hicieron nada, no somos por ello más patriotas que nadie, pero defendemos lo nuestro que está vivo, antes que muera,que vale más que la historia muerta y cada historia en su lugar y en su momento.
El “no me olvides” o miosota, es una pequeña flor azul.
Nació así:
Cuando Dios creó el mundo, dio nombre y color a todas las flores, no obstante una pequeña florecilla le suplicaba: ¡No me olvides!, ¡No me olvides!
Pero como su voz era tan fina, Dios no alcanzaba a oírla.
Una vez que el creador finalizó toda su obra, pudo percatarse de esa pequeña voz, pero todos los nombres estaban dados.
Entonces Dios le dijo: No tengo nombre para ti, pero te llamaras “No me olvides”.
Y por colores te daré el azul del cielo y el rojo de la sangre.
Además le dijo que serviría para acompañar a los muertos y para consolar a los vivos.
La pequeña y modesta flor “no me olvides”.
Tiene cinco pétalos y su centro asemeja un pentágono resplandeciente de colores blanco y amarillo.
Generalmente es azul claro o blanco y crece en grupos, dado que sus semillas pequeñitas son dispersadas por el viento en los terrenos grandes.
En el significado de las flores, la flor “No me olvides”, simboliza a la amistad y al amante eterno.
En los campos de concentración de la segunda guerra muncial y en las ciudades, esa pequeña flor azul no me olvides identificaba a aquéllos que se rehusaban a dejar que la Luz de la libertad se extinguiese.
Así fue que una pequeña e insignificante, para algunos, florecilla azul, se convirtió en un significativo emblema, llegando a ser quizás el emblema más usado por los libre pensadores alemanes.