15 diciembre 2024
CRÓNICAS

Nos gusta opinar

Este artículo no llevará ni fotos ni nombres de las víctimas para no engordar el morbo popular.

Claro que para opinar hay que pensar primero y bastante.
Claro que el opinador, lo hace gratuitamente, apurado para que nadie le gane de mano, su intención es mostrar una solvencia sobre los hechos de la cual carece, generalizar es de orden aunque no entiende que generalizar es de ignorante.

Nosotros con mentalidad del asfalto no somos muy aptos para opinar sobre el interior profundo, o en un lugar habitado por gente de origen rural o semi rural, por ser nuestras costumbres, distintas, por formación y por hábitos.

Claro que Montevideo, se va aproximando a toda velocidad a ciertas costumbres reñidas con la moral y las buenas costumbres.

En el interior teníamos o tenemos pueblos de ratas, los que se formaron y se siguen formando por el alambrado de la estancia, que de cimarrona pasó a ser una empresa donde los peones no pernoctan en la misma, sino que la gran estancia tiene cabida para el patrón cuando viene, el capataz, con su mujer, y el casero, cuya mujer viene a ser la sirvienta del casco.

Los demás puesteros, dependiendo del tamaño de la estancia, viven solos, y consumen el surtido que les lleva el capataz o el patrón.

Los peones y sus familias desplazados de las estancias, formaron los llamados “pueblos de ratas”, poblaciones de ranchos de palo a pique, adobe y techo de quincha, los más civilizados capaz que tienen las paredes de bloques, claro que conseguir arena y portland ya es un lujo.

Con su quilombo con chinas que aligeraban las necesidades de los paisanos.
Como los habitantes de esos pueblos a veces matizaban su alimentación con alguna oveja malhabida, eran perseguidos por la autoridad y el abigeato daba con alguno de ellos preso, o con varios.

Eran mal vistos por los hacendados, salvo en los momentos de zafra, como bañar el ganado o preparar los animales para la esquila.

Los pueblos de ratas en busca de sobrevivir fueron acercándose a las ciudades y son los que poblaron los mal llamados Cantegriles y hoy asentamientos.

Gente sin oficios urbanos, salieron a trabajar o conseguir el sustento de la forma, menos difícil para ellos, y a la que estaban acostumbrados.

El hombre solo, lejos de seres humanos, se vuelve una especie de ermitaño, y a falta de mujeres practica la infracultura del bestialismo, desde la chancha, la yegua y hasta el perro, les sirve como objeto sexual.

Claro que no hay por que ir muy lejos, ni muy atrás en el tiempo, a 47 kilómetros de Montevideo, había un paisano que tenía relaciones e hijos con la mujer y con su hija, y al que le preguntaba decía clarito como mi pluma lo explica, “antes que la use otro, la uso yo”, o sea la mujer mero objeto sexual.

En otra ciudad de Canelones, un amigo del interior, estaba de actuario en un juzgado y cayó una mujer a denunciar a su marido por tener relaciones sexuales con la hija de ambos.

Como los judiciales de antes, tenían mucho oficio, olieron algo raro en la denuncia y después de hábiles interrogatorios resultó ser que la mujer denunció al marido lo que ella sabía de larga data, porque el marido la pescó teniendo relaciones con un vecino y le dio una soba.

Marchó en cana el marido y su mujer, uno por violación y la otra por saber del delito y no haberlo denunciado, ni cumplir con los derechos y obligaciones de la patria potestad.

Estos días, estamos viviendo un momento muy desgraciado para la sociedad uruguaya.

Tras el caso de violación y homicidio de una niña de 9 años (infanticidio) de la ciudad de Rivera, tuvimos un secuestro y homicidio de una adolescente de Villa Española, cuyo cuerpo con o sin vida fue trasladado y enterrado en Las Vegas, un balneario pasando el arroyo Sols chico, y me acabo de enterar de la desaparición hace cuatro días de una menor en la ciudad de Colonia.
La reacción popular, que no es lo mejor para estos casos, no se hizo esperar.

Al homicida de Rivera, lo quisieron linchar y le dejaron como presente en la puerta de su casa la cabeza del caballo que usaba para trabajar y que usó para llevar a la menor al monte para presuntamente buscar a su hermano, mentira pergeñada en el momento oportuno, o premeditada de antemano.

El gurí apareció embarrado y solo, que vio y se embarró jugando o lo revolcaron en el barro.

La vida del caballo en el interior, no vale nada, es como si a un malandra de Montevideo, le rompieran la bicicleta, afana otra y a otra cosa.

En el ambiente urbano, produce más drama, la muerte del perrito de la doña, que una herramienta de trabajo como es un caballo en el interior.

Tal vez se precie más en los asentamientos urbanos, la vida del caballo, que sirve para la recolección de elementos reciclables, de los que viven las familias de esos lugares.

Cuando el homicida y su complice salieron del juzgado, protegiendo su vida por policías especializados, los apedrearon en especial a los policías.

O sea personas que estaban cumpliendo con su deber fueron apedreadas y algún tiro de escopeta hubo, pareciera que la turba interpretó que los policías eran cómplices de los presos, o lisa y llanamente se sacó las ganas con los mal llamados “milicos”.

La turba en tren de asonada, obligó a postergar o dejar incompleta la reconstrucción del hecho, etapa del procedimiento que es y fue fundamental para dilucidar los hechos, dado que de esta hubo una contradicción y saltó la complicidad del otro sujeto y si la reconstrucción se hubiera hecho con más tranquilidad, tal vez hubiera dado algún otro resultado complementario más, como el embarre del gurí chico.

La turba cantaba slogans dignos de otras circunstancia, que no tenían nada que ver con la justicia, y que se corea o coreaba en las manifestaciones de 18 de Julio, con otros fines.

La turba era tan necesaria como los enfermos que tiraron la garrafa desde el Estadio Centenario a la policía que se encontraba afuera.

La gente escribe y pública en los medios la justicia por mano propia, solicita cadena perpetua para los homicidas violadores, sin dejar cerrada la puerta a la pena de muerte.

No va a ser el primero ni el último preso que soportó una pena de prisión, por no haber podido probar su inocencia, siendo inocente.

Los jueces no son infalibles, y los fiscales tampoco, son hombres y se equivocan como todos los mortales, no son dioses.

A determinado tipo de delincuente no lo veo recuperable, ni nada que se parezca.

Tenemos el triple homicida Goncalvez, de familia acomodada, que cumplió una condena, en Cárcel Central, asesorado por buenos abogados, condena que gozo del beneficio de la buena conducta del preso (si se portaba mal iba a una cárcel común y la historia hubiera sido otra), se benefició por estudios, y gozaba de visitas conyugales y salidas transitorias.

Se le negó una vez la excarcelación porque ante los psicólogos que lo estudiaron manifestó que no estaba arrepentido, claro que cuando lo largaron terminó preso en Paraguay por posesión o consumo de drogas, una joyita, y hete aquí que no mató un par de muchachas más para despuntar el vicio, porque dios es grande.

En Italia tenemos el Ergastolo es una sentencia de prisión perpetua impuesta a quienes cometieron un delito y es equivalente a la cadena perpetua.

En 2013, un fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que esta pena viola los derechos humanos cuando la libertad está expresamente prohibida o cuando no está previsto en la ley que el condenado pueda, después de 26 años de prisión, un organismo independiente del gobierno que revisa una oración o una sentencia de aclaramiento.

La palabra “ergastolo” debe su nombre al sitio físico en el que el condenado fue condenado por condenas clasificadas en la jerga burocrática de la prisión con la expresión “fin de la oración: nunca”.

En la antigua Roma, el término ergastulum indicaba adecuadamente un campo de trabajo al que estaban destinados los esclavos castigados, de los cuales prácticamente no estaban destinados a salir.

Era algo similar a la gleba, “i lavoratori de la gleba”, que eran una especie de esclavos, que remaban las galeras del ejército romano.

La raíz griega del nombre del que está mediado el término latino se relaciona precisamente con el trabajo, en este caso forzado.

En nuestro país la cadena perpetua no está prohibida por la Constitución y se podría legislar, claro que los tratados internacionales de derechos humanos que se han suscrito, nos complicaría un tanto la existencia, como el de San José de Costa Rica.

Hubo un país que pasó de ser la sentina del barco a la cabina embanderada de una fragata y tenemos lo siguiente.

Singapur, el país que venció la delincuencia con trabajos forzados y pena de muerte, incluso para políticos.

Singapur según datos anteriores a 1960 era una de los países más violentos del mundo.

Ocupaba uno de los lugares con el más alto índices de criminalidad, debido a su cercanía con Malasia y China, siendo uno de los lugares de mayor tráfico de drogas, lo cual era el pan de todos los días.

Había impunidad y malos manejos del gobierno.

Las mujeres no podían salir de su casa por miedo a ser abusadas sexualmente y después asesinadas.

Era una ciudad sin orden y con un gran índice de tráfico de influencias, eso sin contar que era denominada una de las ciudades más sucias de Asia, y con un tremendo desorden vial.

En la década del 2.000 el terrorismo, apareció y los homicidios eran uno de los mayores problemas de inseguridad que tenía el país.

Pero al llegar al poder en el año 2004, Lee Hsien Loong, hijo mayor de Lee Kuan Yew, se produjeron grandes cambios que se pueden catalogar como represivos y radicales, pues atacó fuertemente las drogas, la corrupción y las violaciones de mujeres, lo que produjo una reducción increíble de la inseguridad, siendo actualmente uno de los países más seguros del Asia.
Hace 13 años en las cárceles había más de 500.000 presos, pero seis meses después, sólo quedaban 50.

Se adoptó la pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales confesos, narcotraficantes y violadores probados siendo los más repetitivos condenados a muerte.

Pero el gobierno fue más lejos todavía, se decretó que toda figura pública corrupta (políticos, policías, militares, etc.) fueran condenado a muerte (eso sí, siempre y cuando se cuenten con pruebas sólidas que los involucre).
La depuración de la policía, sistema judicial y político, más una nueva legislación, le permiten al país gozar de una sólida estabilidad, en donde el contrabando y la posesión de drogas puede originar cadena perpetua o pena de muerte.

Actualmente el país tiene un nivel económico mayor que el de España y algunos otros países del primer mundo.

Cuenta con los mejores centros educativos de Asia, y sus estudiantes por regla general hablan tres idiomas.

Su Universidad Nacional ocupa el lugar número 30 entre las mejores universidades del mundo, según el Suplemento de Educación Superior del Times de Londres.

Comparativamente, la mejor universidad de América Latina en ese ranking es la Universidad Nacional Autónoma de México, que ocupa el lugar 150.
Esta nación cuenta con una fuerza laboral de las más calificadas, y muchas empresas extranjeras operan desde ahí por su seguridad y productividad.

Para los ojos del forastero, y de algunos organismos de Derechos Humanos, el modelo que fue implantado es realmente restrictivo, y con tonos autoritarios en lo jurídico, pero estas medidas han logrado su objetivo, forzar un cambio de postura en la conducta del ciudadano, y crear valores entre la población que le den seguridad a sus habitantes.

Goza internacionalmente de uno de los índices más bajo en criminalidad y violencia entre los países asiáticos y del mundo.

Respecto a los delitos de abuso sexual y delitos menores, se permite publicar el nombre de los violadores, e incluso, televisar los juicios.

Es común encontrar en las calles y parques de la ciudad, desde hace tres años, a -basureros vestidos con uniformes atípicos, que sólo llevan los delincuentes-, y que han sido condenados a limpiar la vía pública por delitos menores.

Los diarios progubernamentales suelen además publicar el nombre y la fotografía de los acosadores sexuales condenados, junto con dibujos de sus fechorías.

En otras palabras, los que delinquen saben lo que les espera, y estas acciones, impopulares para los derechos humanos, han servido para frenar la delincuencia en una de las zonas más conflictiva del mundo, en donde las drogas circulaban de forma abierta, pero hoy es una nación segura.

Es cierto que Singapur ha sido censurada por Amnistía Internacional, la cual reprocha el método de justicia empleado en este país para ejecutar a los delincuentes, el cual es la horca.

Sin embargo, a los familiares de los condenados se les permite recoger el cadáver del ejecutado varias horas después del ahorcamiento, una vez emitido el correspondiente certificado de defunción.

Actualmente Singapur es uno de los países más educado, prósperos y seguro del mundo, con la renta por capital de la más alta en Asia y en escala mundial, que otros muchos países.

Singapur es la capital de la República de Singapur, constituida por un grupo de 61 islas, en el cual la capital ocupa la mayor de ellas, en el extremo de la Península de Malasia.

“El secreto de Singapur” informe de Andrés Oppenheimer
– No obstante el año 2003 el Primer Ministro de Singapur, Goh Chok Tong, aseguró que el número de ejecuciones de ese año habían sido 10.

“No estoy de acuerdo con la aplicación de la pena capital en ninguna de sus formas, no obstante la severidad de las penas de Singapur hacen que cualquiera que se dedica al tráfico de drogas lo considere más de una vez”, afirmó Bullemore.

Soy gran lector del periodista argentino Andrés Oppenheimer, radicado en Miami hace muchísimos años, y tal vez haya influido en su modo de pensar la Tolerancia Cero de aquel Alcalde de New York, pero lo de Singapur, me cae pesado porque por la ley de los grandes números bajar con la pena de muerte tal cantidad de presos a menos de una centena, no me resulta creíble, que no se hayan cometido miles de abusos y errores y más que justicia, se limpió contra viento y marea a los delincuentes de Singapur, como a los que estaban presos por error, y ahorraron balas y tiempo de los tribunales colgándolos a todos.

Nuestro querido Uruguay está haciendo agua por los cuatro costados, pero es momento de calafatearlo como corresponde.

Prisión perpetua, de acuerdo, no excarcelable, penas de prisión con 15 años de medidas de seguridad no eliminativas y hasta 30 años, como fueron en tiempos no muy remotos, con trabajos forzados, para que los presos de paguen su hospedaje y amorticen los costos de los penales, y antes de concederles la libertad, tienen que ser evaluados los presos, como recuperados y arrepentidos de sus crímenes, cuando salgan de la cárcel tendrán un oficio y por qué no un ahorro por su trabajo para iniciarse en una tarea honesta.

Privatizar los penales, haciéndose responsables a los propietarios de cualquier eventual fuga o abusos.

Que todo sea para bien…

Un comentario en «Nos gusta opinar»

  • Estoy de acuerdo en que hay que ser mas severos con las penas o por lo menos no dejar salir a los chorros y asesinos a las calles para que nos roben y maten otra vez. Esun tema de sentido comun preguntar quien le puede dar trabajo a alguien que estuvo preso? vos pondría en tu curriculum que estuviste preso por matar a alguien?
    Ese asunto no tiene solucion la gente que sale de la carcel lejos de reformarse las entrenan para seguir delinquiendo y no consiguen trabajo o sea van a seguir afanando y los que mataron van a seguir matando son renegados de la sociedad.
    Por lo menos tomemos conciencia de que es un circulo sin salida y que hay que tomar medidas drásticas para cortarlo y que hay que mirar el mundo y copiar soluciones. Si los asiaticos le encotraron la vuelta hay que copiar.

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