15 diciembre 2024
CRÓNICAS

Pensando en voz alta


O más bien escribiendo en sotto voce. Los malos siempre están presentes en nosotros, en forma permanente, tanto de un lado como del otro, a nuestro costado, a nuestra espalda y por qué no frente a frente a nosotros mismos.

La mentira Cervantes dijo en una de sus obras que:
“Así como es pena del mentiroso que cuando diga la verdad no se le crea, así es gloria del bien acreditado el ser creído cuando diga mentira” Este es el peor de los castigos para un mentiroso.

La pequeña mentira, para salir del paso, se va agrandando con el decurso del tiempo y se vuelve hábito y lo que empieza así, confirma el decir de Apolonio que: “El mentir es propio de esclavos”, y nos volvemos esclavos de nuestras propias mentiras y podemos llegar a la parte patológica del problema cuando llegamos al grave estado de creérnoslas nosotros mismos y transformarnos en mitómanos.

Lope de Vega tiene un verso que dice: “…que mentir para medrar es uso de la razón del estado de servir”.

La mentira, empuja necesariamente a otra cosa que le es la fiel compañera, la ignorancia, cuando no puede satisfacer la ambición. Presumimos en nosotros muchas virtudes, las cuales por el mero transcurso del tiempo, no se adquieren, sino que las mismas se adquieren por el estudio y el trabajo, de arriba vienen solo los rayos.

En cuanto al estudio, al ir levantando los distintos elementos que esconden la verdad oculta, nos mejora a nosotros, tanto en el error como en el acierto y ayuda a los demás dado que ellos, ante la duda, – la gran mensajera de los dioses- también descubrirán su propia verdad.

En la vida en sociedad hay una presunción de conocimientos, pero si ellos no van acompañados del estudio y la investigación, pasan sin pena ni gloria, por entre nuestros dedos de las manos como el agua que cae de una canilla, mojándonos a penas, y hacer creer al mal informado o mal formado que estamos corriendo una carrera para recibirnos de algo, lo triste es que correr sin saber hacia dónde, a tientas y a locas, vale tanto como quedar parado en el mismo sitio.

Esto me trae a la memoria el dicho de que todos nos reímos del orate que de cuclillas en el suelo sigue con su dedo índice el camino de una oruga, sin darnos cuenta la mayoría de los casos que nosotros luchamos denodadamente y vamos tras algo que no sabemos que es y el tonto por lo menos sabe que va tras una oruga, le falta saber a santo de qué.

Ahí está el error en que se incurre frecuentemente.

La vida es como la felicidad.

Cuántos se consideran infelices, por el hecho de no llegar a la felicidad, porque confunden los conceptos.

La felicidad no es una meta, sino por el contrario un camino que se va disfrutando en la medida en que se recorre.

Esta es una de las lecciones más importantes de la vida en sociedad, el que hoy dirige, mañana es dirigido, por eso mi afirmación de que es un hecho circunstancial.

La ignorancia y la ambición. Pretender cargos es un acto de ignorancia y de ambición.
De ignorancia y ambición, porque no hay que olvidar que van unidas.

La ignorancia, es alto que, en mayor o menor intensidad está en todos nosotros.

Alguien nos puede develar o sea levantar la punta de uno de los velos, que hacen nuestra ignorancia pero está en nosotros, exclusivamente en nosotros levantar los restantes, de no hacerlo por nuestros propios medios seremos unos necios ignorantes y nada más que eso.

Por nuestros conocimientos limitados en los temas a tratar en el diario vivir, seguiremos como el burro de la noria dando vueltas y más vueltas moliendo algún grano, que alguien aprecibido haya dejado caer en la muela.

La sabiduría se debe seguir cultivando, puliendo siempre, sado que estamos dotados del sentido del habla, tenemos que utilizarlo para compartir nuestros conocimientos o nuestros dichos con los restantes estudiosos, no para el lucimiento meramente personal, ni para largas exposiciones, sino, simplemente para que del estudio de uno, surjan nuevos conocimientos por pate de otros estudiosos.

No hay que olvidar que en la vida no solo se enseña, sino que se aprende y aprehende y que el aprendizaje es eterno como todo lo es en los distintos órdenes del saber en la vida. Qué sería del hombre si se hubiera quedado con los elementos primarios de la vida inteligente, aquellos que nos antecedieron en los tiempos, del Emperador Numa Pompilio (715 años antes de C.) los cuales fueron desapareciendo con la decadencia del Imperio Romano.
De no habernos esmerado en la sabiduría histórica seguiríamos con el concepto de la traición, por medio de la ignorancia, la mentira y la ambición y nosotros lejos de ser víctimas del trabajo que nos dio el estudio de la ciencia del arte, de la Virtud y el amor fraternal.

Hubiésemos pasado por alto los tres vicios principales, los pecados originales, los capitales que corrompen al hombre: la ambición, la ignorancia y la hipocresía; el primero puede ser confundido con la aspiración y en tal sentido representa el principio del bien; los tres personifican el mal.

Entrando en el tema, he elegido esto con referencia a que no debemos olvidar que son tales y si la eludimos muchas veces es por la tolerancia que nos las marca, las insinúa, las muestra y dicha tolerancia no es un síntoma de debilidad sino por el contrario, es sabiduría. Los cargos en la vida se ganan con el trabajo, tanto dentro en familia como en la sociedad.

Todos estaremos de acuerdo en que al salir del antro laboral no dejamos de ser hombres de bien y disciplinados, sino por el contrario, debemos serlo más y luchar por mejorar el mundo en que vivimos.

Este razonamiento puede parecer ingenuo hoy por hoy, pero alguien tiene que llamar las cosas por su nombre, por pueril que parezca. Nada más exacto que las palabras después de consumado el hecho se trata de hacer desaparecer la infamia enterrando las huellas y en el momento en que el mal se expande de los pecados conocidos como “la Mentira, la Ignorancia y la Ambición presentaron para consolar y dirigir a los mismos a quienes habían sumido en el llanto; y para mejor esconder su delito, hasta quisieron glorificar la falsa verdad levantándole altares para que le tributasen culto los hombres.

Muchos ignorantes se dejaron seducir; pero los más prevenidos despreciaron la fábula.

Entonces surgió la hipocresía, que mata y llora.” Como decía al principio refiriéndome a pensamientos de Apolonio y Lope de Vega viene al caso una frase de Young:

“El ambicioso se cree el hombre más distante de la dependencia y de la esclavitud, siendo así que es entre los hombres el más esclavo. Sólo el hombre que nada espera es verdaderamente libre”. No basta tener aspiraciones que muchas veces exageradas se confunden con ambiciones, sino que es preciso sustentarlas mediante el estudio y el trabajo, dado que los que se adelantan demasiado precipitadamente suelen retroceder todavía más deprisa.

La vinculación de la ambición con la esclavitud atenta contra nada más, ni nada menos que contra el principio de la libertad y de las buenas costumbres”.

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