19 diciembre 2024
INSÓLITOS

Prohibiciones al homosexualismo y afines

El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que en Rusia, a diferencia de otros países, no se prohíben las relaciones homosexuales y “no se persigue a nadie” por practicarlas, pero sí está vetada la propaganda entre los menores de edad. “Nosotros no prohibimos nada y no cazamos a nadie, en Rusia no hay ninguna responsabilidad (penal) por esas relaciones, a diferencia de otros países en el mundo”, señaló Putin, durante un encuentro con voluntarios que trabajarán en los Juegos Olímpicos de Sochi de febrero.
Se prohíbe la propaganda de la homosexualidad y la pedofilia
El presidente ruso señaló, incluso, que en ciertos estados de EE UU están castigadas las relaciones homosexuales.

“Por ello, podemos sentirnos tranquilos, relajados, pero, por favor, dejen a los niños en paz”, dijo el presidente en KrasnayaPoliana, la estación de esquí junto a Sochi donde tendrán lugar los juegos de invierno, según la agencia Itar-Tass.
Putin respondía así a la pregunta de una joven voluntaria acerca de por qué, si en Rusia hay una ley que prohíbe la propaganda homosexual, el uniforme de estos incluye una gama de colores en arcoiris.

Tras afirmar que él no diseñó el uniforme de los voluntarios, Putin insistió en que “en nuestro país no se prohíben las formas no tradicionales de relaciones sexuales entre las personas.

Se prohíbe la propaganda de la homosexualidad y la pedofilia.

Quiero subrayar esto. Son cosas totalmente distintas”.

Y agregó que en algunos países incluso se plantea la cuestión de legalizar la pedofilia y se discute en los órganos parlamentarios.

“No vamos a fustigarles por ello.

No hay nada secreto, busquen en Internet y enseguida los encontrarán.
Los partidos plantean esta cuestión en algunos parlamentos. ¿Y qué? ¿Tenemos que ir detrás de ellos como perrillos falderos?”, se preguntó.
El líder ruso, que es criticado en Occidente por esta ley contra la propaganda homosexual, insistió: “tenemos nuestras tradiciones, nuestra cultura.

Nos dirigimos con afecto a nuestros queridos socios y les pedimos que también traten con afecto nuestras tradiciones y nuestra cultura”.
La cuestión de la homosexualidad se ha convertido en uno de los aspectos polémicos en relación con los Juegos de Sochi, después de que los países occidentales hayan criticado las políticas supuestamente homófobas del Kremlin.

Todo muy lindo pero Rusia ha determinado que los transexuales no podrán calificar para obtener la licencia de conductor.

También se han establecido otros “desórdenes mentales” como exhibicionismo, fetichismo y voyeurismo entre los que quedan excluidos de manejar.

Esto, según el gobierno, para endurecer los controles médicos ya que hay demasiados accidentes en las rutas.

El juego y robo compulsivo también están en la lista que siquiatras y organismos de derechos humanos han condenado inmediatamente.
El anuncio llega cuando surgen muchas quejas en el mundo sobre la agresividad con que Rusia trata a los activistas pro gays.

Recordemos que en 2013, Rusia estableció que promover “estilos no tradicionales de vida” es ilegal.

La Asociación rusa de abogados en pro de los derechos humanos ha llamado esta ley de “discriminatoria” en tanto pide apoyo de las organizaciones internacionales para combatirla.

Pero Rusia prohíbe conducir a transexuales.

Rusia ha prohibido conducir a los transexuales, fetichistas y exhibicionistas. No es que duden de su destreza, pero ahora se considera que tienen “trastornos mentales” que los hacen más propensos a sufrir un accidente.

Esta sorprendente decisión forma parte de un paquete de medidas para reducir el número de accidentes en las carreteras, que también incluye en la prohibición a los ladrones compulsivos y a los ludópatas.

El país no despenalizó la homosexualidad hasta 1993.

Pero desde 2012 ha vuelto a la carga penalizando la propaganda gay.
Entre la población rusa está instalada la creencia de que el gusto por los hombres es contagioso.

Aunque Moscú no sabe qué hacer con los gays y los transexuales, hace tiempo que se ha dado cuenta de que tiene un problema al volante.

Rusia luce unas estadísticas de accidentes de tráfico que están entre las peores del mundo, algo de lo que no tienen mucha culpa los gays.
30.000 personas mueren cada año en las carreteras rusas, y 250.000 resultan heridas.

Por eso Moscú ha puesto en marcha durante los últimos años varias medidas para promover una conducción más responsable.

A partir de este año conducir borracho repetidas veces será un delito penal, no administrativo. El castigo puede ser de hasta 4.000 euros.

En el pasado ha habido controversia respecto a la legislación de tráfico porque se estableció un 0% de alcohol en el cuerpo para conducir, un límite que según algunos expertos es posible rebasar sin haber bebido alcohol, sólo con determinadas comidas.

Hasta ahora la multa está en 406 euros y retirada del carnet durante al menos un año y medio. A la segunda el castigo es de 679 euros y tres años sin permiso de conducir.

Algunos tienen fe en que apartando a transexuales el tráfico puede mejorar.

La Unión de Conductores Profesionales ha apoyado la prohibición, según indicó su portavoz, Alexander Kotov:

“Tenemos demasiadas muertes en la carretera, y creo que el endurecimiento de los requisitos médicos para los solicitantes puede ser positivo”

Pero otros activistas ven en esta decisión una nueva forma de represión que va más allá de la cuestión vial. Human RightsFirst cree que esta ley puede disuadir a las personas transgénero de la búsqueda de servicios de salud mental.

¿Por qué? Por miedo a recibir un diagnóstico que les despojaría de su derecho a conducir.

Lo cierto es que Rusia deja así la puerta abierta para un mayor acoso, persecución y discriminación de los transexuales.

El estilo de conducir en Moscú es completamente desolador: las largas avenidas y la defectuosa personalidad de tantos conductores moscovitas hacen que se comporten con el acelerador como un pederasta en una guardería. Predomina el estilo macho-alfa-con-ganas-de-reencarnarse, que se distingue por su desprecio por el peatón y su ignorancia respecto a las normas. Pero lo realmente característico es la escasa noción del peligro, como si la vida propia y ajena fuese solo el preludio de algo más.
También abunda otro estilo de conducción bastante nefasto, el que podemos enunciar como nuevo-rico-primitivo-buscando-autofirmación.
Se trata de gente que tiene una fe absoluta en el modelo de coche que conduce e incluso en el reloj que lleva en ese momento.

Son dos adoraciones religiosas que le impulsan a una yihad hacia los conductores que llevan automóviles más baratos, en la enfermiza creencia de que por costar más dinero su ‘carro’ tiene preferencia.

Con frecuencia se habla de que el tamaño del coche y la imprudencia con la que se conduce es inversamente proporcional a las dimensiones del pene. ‘Cortopichismo’ sería por tanto un concepto oportuno si esta correlación fuese cierta.

Y la letal conducción moscovita hace temer que el pene ruso sea con demasiada frecuencia diminuto, para desgracia de su dueño y sobre todo del peatón.

Ellas, las rusas, también se han visto contagiadas por esta epidemia de trogloditas con dinero, y con frecuencia conducen incívicamente pasando con saña encima de los charcos empapando al personal, tal vez para reparar humillaciones pasadas entreveradas en una biografía de machismo y escasez. La actitud es: “Hoy estoy arriba, vosotros abajo, mañana quién sabe, tomad charcazo en toda la cara”.

Las princesas fugaces son así de crueles.

Resumiendo: que cada vez que se sale a la calle en Moscú se ve a un montón de futuros donantes de órganos en potencia haciendo lo posible para morir, en su automóvil o en su moto de alta potencia pero creyendo que disfrutan de la vida.

Aunque el trasplante de hígado puede ser una mala inversión visto el currículum alcohólico de algunos probables donantes.

No comparto en absoluto la teoría de Putín y los suyos y creo que se conduce con los pedales y el cerebro y no con otras partes de la anatomía humana.

Empecemos por Rusia y terminamos con u problema de conducir universal, aunque la arbitrariedad, si bien existe también en otros lados además de Rusia, no es el tema de nuestro país.

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