Prometeo
Al principio la vida era una jauja, no se trabajaba, la juventud era eterna, usaban el fuego sin comprar el carbón ni la leña.
La “joie de vivre” podría haber seguido, pero al amigo Prometeo, se le fue la mano.
Zeus había ordenado que le ofrecieran un sacrificio los humanos.
Prometeo le llevó un buey, lo mató y desarmó las pulpas por un lado y los huesos por otro, camuflados con cuero oloroso y grasa.
Prometeo le dio a elegir a Zeus la parte para los dioses durante la ofrenda.
Zeus se dejó llevar por las apariencias y eligió lo que aparentaba ser más apetecible, lo cual resultó una montaña de huesos.
Desde aquel día los hombres quemaban grasa y hueso en honor de los dioses.
Pero Zeus no siendo un necio, pero si dios de muy buena memoria y peor intención cuando lo engañaban.
No se la dejó pasar gratis a Prometeo y pergeñó un castigo para tal insolencia.
Hizo que todos los vientos de la tierra soplaran para apagar el fuego de los hombres y como una terrible maldición los condenó a ganarse el pan con el sudor de su frente.
Pero Prometeo piadoso, no podía ver a los hombres con frío y comiendo carne cruda y fue al taller del dios herrero, Hefestos. Escondió una llama del fuego sagrado dentro de una caña, para sacarla sin que se dieran cuenta de tal hecho y les brindó a los hombres el fuego que portaba para que pudieron calentarse y cocinar sus alimentos.
Pero Zeus que controlaba todo desde allá arriba, cuando vio que de los habitáculos de los hombres se elevaba humo, se dio cuenta de lo peor.
El enojo de Zeus
Montó en cólera y el primer homenajeado fue Prometeo, el cual fue encadenado a una peña del monte Cáucaso, a un castigo eterno, el cual consistía en que un águila vendría todas las mañanas a comerle el hígado, sin anestesia y pico y más pico en las entrañas y durante la noche el hígado se regeneraría nuevamente y a la mañana siguiente el águila otras vez con su tarea y vuelta al suplicio y así sucesivamente ad aeternum.
Pese a su sufrimiento, Prometeo no imploró ni pidió perdón.
Zeus también se vengó de los hombres y de qué forma!!!.
Llamó a Hefestos, artista de fama y le solicitó que creara una figura similar a los hombres, pero más bella, más dulce, más graciosa.
Hecha que fue, fue bautizada con el nombre de Pandora, que significa “portadora de todos los dones” y ella fue la primera mujer.
A Pandora le dio una caja cuyo contenido ella desconocía y le recomendó encarecidamente que no la abriera.
La envió a la tierra junto a Epimeteo, hermano de Prometeo, un ser un tanto despistado, el que cuando vio a Pandora quedó anonadado, con su belleza.
Prometeo le había dicho a Epimeteo, que jamás aceptara regalos de Zeus, pero la carne es débil y no le hizo caso a su hermano.
Epimeteo se llevó a Pandora a su casa y tanto ella, como él, estaban intrigados con el contenido ignorado de la caja de la cual ella fue portadora.
Pandora mujer al fin y Epimeteo despistado, concluyeron en que nada se perdería si le echaban un vistazo al contenido de la caja, a pesar de que Zeus les había recomendado que no la abrieran.
Apenas levantó un poco la tapa de la caja, la venganza de Zeus estaba cumplida.
Escaparon de la caja todos los males que pueblan todavía el mundo: la Enfermedad, el Sufrimiento, la Vejez, la Mentira, la Miseria, la Codicia, las cuales cubrieron y contagiaron en su vuelo a todos los hombres.
La Muerte hizo su primera aparición.
El papel de la mujer en la mitología
La primera mujer, llena de gracia y belleza, acababa de llevar sin saberlo, la infelicidad a los hombres.
Aterrada ante tal evento, Pandora cerró la tapa de la caja justo en el momento en que la Esperanza escapaba.
Tan solo un poco de optimismo pudo llegar al corazón de los hombres condenados en adelante a los padecimientos relacionados.
Alguien dirá que esta fábula mítica es machista y puede que lo sea. Que se refiere a los hombres exclusivamente como seres masculinos y la única mujer es Pandora.
Puede ser y también, es una culpa de Prometeo, porque él junto a su hermano Epimeteo, el despistado, fueron los encargados originariamente por Zeus a fabricar los muñequitos, todos ellos masculinos y cuando se les dio vida fueron hombres.
Pero no solamente los griegos, porque en la Biblia tenemos a Adán y Eva y la que lo lleva a Adán a probar el fruto del árbol del Paraíso es Eva, la cual había sido fabricada con una costilla de Adán.
De esta fábula se desprende que los hombres no son seres perfectos y que a los dioses no se les debe engañar.
De ahí en más tuvimos que trabajar y padecer todos los sufrimientos que salieron de la caja de Pandora, pasamos del “dolcefareniente” a tenernos que ganar el pan con el sudor de nuestra frente.
Tenían una imaginación muy poderosa los griegos…