16 diciembre 2024
CRÓNICAS

Renovarse es vivir

Salgo a la calle, miro y pienso para mis adentros, ¿Juega Uruguay? ¿Y cómo no me enteré?

Pregunté y nadie sabía nada, cosa rara entre uruguayos que no supieran de un partido de fútbol aunque fuera contra el Sacachispas Fútbol Club, porque acá se embanderan cuando hay fútbol, las fechas patrias (¿?) no sé a esta altura de mi vida si existen, porque salvo para no ir a laburar los empleados públicos, se ven poco y nada.

Hasta que noté que solamente algunos taxímetros llevaban la bandera uruguaya y conversando con algún amigo me enteré que la gremial de los tachos o algunos de los agremiados estaban protestando por ese sistema gringo que sin mucho ruido ni nueces, apareció en el mercado del transporte de pasajeros.

A raíz de esa competencia que representaría esa empresa, o no sé qué forma jurídica tiene, aunque cualquiera que sea la forma, no dejará de ser empresa en el sentido lato, los agremiados a través de sus o su dirigente más visible desde larga data, se dieron cuenta que la mampara era un atraso, una contra, que no servía para nada, excepto para molestar al pasajero que se sentía más apretado que sardina en lata, que en un viaje caro donde el cliente era él y lo victimizaba en un accidente la bendita mampara, cuando era una mera frenada se reventaba la trompa contra ella o dejaba algún diente en el marco, si la mano venía de choque dios preveerá.

Con la imposición de la mampara como elemento de seguridad del chofer alguien, léase proveedor, se benefició, y por supuesto no fueron los choferes, porque les iban a pagar por la ventanilla y los asaltaban, cuando no, de yapa les metían algún tiro.

Cuando algún chofer desgraciadamente era víctima de un malhechor Montevideo quedaba automáticamente sin taxis y como correspondía Juan Pueblo quedaba a pie y a nadie se le ocurría, trabajar y donarle el jornal a la viuda de la víctima o aportar para la recuperación del herido.

Nada de ello, los de a pie, quedaban ídem y a otra cosa.

Recuerdo por mentas en mi casa que mis tíos fueron choferes de los taxis de Martinelli, eran pocos acordes con las necesidades de la época, como también las ambulancias de dicha empresa.

El chofer iba afuera, a la intemperie y a su lado el reloj y los pasajeros iban en una cabina atrás, más o menos como el estilo de los cocheros ingleses.

Al chofer se le permitía un acompañante y mi viejo, que noviaba con mi vieja, hacía méritos con su futuro cuñado frotando las manos en el cañito que transmitía de las ruedas al reloj, las revoluciones y apuraba lo que hoy se llamaría caída de las fichas.

Hoy no están ni don Rogelio Martinelli, ni mi viejo ni mi tío, así que puedo contar esa anécdota.

Cuando la guerra hubo unos vehículos particulares también que llevaban un número arriba, hacían determinado recorrido, levantaban distintos pasajeros los que compartían el viaje y cada uno iba pagando creo que medio a ojo del chofer lo que había recorrido en el viaje.

Todo eso fue en el ayer, hoy nos encontramos con una herramienta nueva, que sin tener un solo vehículo entrará en el mercado, con la oposición de las personas que ostentan los monopolios o los oligopolios, “yo soy el dueño de la pelota y si no juego yo, no juega nadie” de nuestra infancia, traído de los pelos al transporte de pasajeros.

Hicieron varios bloqueos a un hotel céntrico donde se les daban cursos a los choferes de la nueva empresa.

En el nuevo sistema, la empresa no pondría ningún coche, sino los coches serían propiedad de los propios choferes y los cien mil dólares que cuesta la chapa de un taxímetro, se podría invertir en un excelentísimo vehículo con todas las comodidades.

Los taxistas, los choferes como el común de la gente, los hay de buen y mal carácter, los que conducen con el volante o prepotean con la bocina y muchas veces en los accidentes o con parturientas son muy solidarios, inclusive lo que les hace perder tiempo de su bolsillo o tener que llevar el coche a limpieza por todos los menesteres que son imaginables.

De muchacho, después de hacer el novio, me iba para un boliche cerca de la querencia, donde se jugaba al casin y como esa costumbre tan uruguaya de que cuando hay muchos mosqueando, se timbea de espaldas a la ley y a la autoridad y la coima va para el bolichero, en el entendido de que él es el responsable de que la policía no venta y sus utilidades están en las ventas.

Lo mismo se da en las canchas de pelota de mano, en las de bochas, y en todo lo que sea, siempre hay vocacionales para la timba.

Yo no timbeaba porque no tenía ni idea como era la cosa y sin perjuicio de ello, además la timba no es lo mío, pero hice amistad con un tachero, grappa va, grappa viene y me llevaba gratis a mi casa en aquella época de muchacho y estudiante no empleado y si un pelado como talón de angelito.

Ahora volviendo a esta empresa que parece que ya arrancó a pesar de los bloqueos de los lugares donde se daba clase a los eventuales futuros conductores.

Parece que por norma los conductores de dicha empresa, se seleccionan por su instrucción, educación y son sometidos a un entrenamiento de cómo atender a los pasajeros y las normas de vestimenta y aseo tanto de los conductores como del vehículo.

Prometen dejar optar entre un auto pequeño, mediano, grande, de lujo o una SUV, por si tiene que trasladarse al aeropuerto con dos maletas y dos carry ons.

Al entrar a un vehículo el pasajero se encuentra un ambiente limpio, cargadores para los celulares, pañuelos de papel y algunos tendrán hasta una bandejita con golosinas y una pequeña heladerita con botellitas de agua fresca.

El precio será igual o menor al de un taxi, pero debido a las comodidades y excelencia, resultara mejor.

Al llamar a un afiliado a dicha empresa el pasajero, tendrá la foto y datos del conductor, más la marca, matrícula y modelo del auto que lo va a buscar, por lo que es absolutamente seguro.

Al inscribirse como usuario de la empresa se va a pagar todos los viajes con una tarjeta de crédito, por lo que no hay dinero involucrado y no va a haber asaltos, pues no hay dinero en el coche.

Al solicitar el servicio se aporta solamente el destino) y al llegar se baja y a otra cosa y ofrece la oportunidad de calificar al chofer con una graduación de una a cinco estrellas.

Cuanta mejor premiación reciba de sus pasajeros, mejor o mayor comisión obtendrá el chofer.

Por eso el trato siempre perfecto dentro de la falibilidad humana.

La competencia lleva a mejorar el servicio y los traxistas o propietarios de automóviles con taxímetro se tendrán que esmerarse para no perder ese mercado oligopólico del transporte de pasajeros.

Acá desembarcaron hace algún tiempo capitalistas chilenos que compraron una cadena de farmacias, donde premian con u porcentaje de las compras en ulteriores compras.

Nuestra legislación con mentalidad del siglo XVIII que establecía los turnos de las farmacias, conserva al día de hoy una rémora, las cadenas de farmacias no pueden comprender un número mayor de “X” farmacias.

La cadena que compraron los chilenos estaba un poco pasada del tope y por lo tanto no pudieron crecer más en el mercado.

Esta cadena, cuyo nombre no doy, porque lo mío son hechos y no publicidad, premia con un porcentaje las compras por parte de clientes habituales e inclusive les da un beneficio extra a los mayores de determinada edad.

Por hábito no hago uso del descuento pero ellos lo contabilizan y en una tercera vez comprando los medicamentos habituales recibí un beneficio del 50%, inclusive pagando en todas con tarjeta de crédito.

Tengamos presente que esta gente es comerciante, no está haciendo caridad pública, pero saben vender más, ganando menos por unidad, pero el resultado final los favorece, en mérito que la publicidad boca a boca es gratis y la que utiliza los medios es más cara.

Estamos viviendo en un mundo que cambia minuto a minuto.

Saco fotos con mi celular y las que me gustan las envío por mail a un supermercado que tiene un minilaboratorio (dos o tres computadoras e impresoras y cuando paso a comprar lo que sea con mi tarjeta de crédito, pago y retiro las fotografías, inclusive me venden el marco si quiero.

Se terminó del rollo, revelado, gasto película y el “se me veló”, y se toman su tiempo para revelar la película e imprimir la fotografía, todo eso ya fue, salvo para la fotografía artística y en lo que me es personal al igual que el taxista, tengo cámaras que me costaron una fortunita archivadas, y con los tres celulares y una cámara que le falta hablar saco las fotos que quiero.
La cámara tiene una contra que tengo que llevar el chip al minilab, pero tiene una gran ventaja en cuanto a la calidad de la fotografía.

Los peajes si uno hace un elemental trámite o el estacionamiento tarifado, no tiene que hacer cola para pagar en el peaje, sino que una cámara lee la matrícula y deja seguir, como el estacionamiento que uno no tiene que estar pendiente de la hora.

El récord fue en un peaje que la cámara no me vio la matrícula y tuve que dar marcha atrás y la cajera me llamó por mi nombre, porque me había leído en la pantalla.

En el aeropuerto de Carrasco cuando uno entra la cámara lee la matrícula y cuando uno paga con la tarjeta, al salir la cámara lee la matricula del automóvil de lejos y deja salir inmediatamente.

Compro los libros tanto eBooks como los de papel y tinta por mail y me llegan a mi casa.

Amazon que empezó vendiendo libros hoy vende de todo y no tiene un lugar físico en ningún lado, salvo las oficinas en Seatlle (Washinton) y tienen pensado usar un sistema de drones para entregar la pequeña compra a domicilio evitándose el tráfico callejero y los conductores por supuesto, ni que hablar de combustible, ni de polución.

Los que especulaban con el valor chapa de los taxímetros se encontrarán con una fuerte disminución del mismo por el aumento de los vehículos en plaza y tal vez los 100.000 dólares por chapa actuales puedan ser muy útiles para comprar un excelente vehículo y cambiar de régimen y evitarse dolores de cabeza con los empleados y los despidos, BPS incluido al ser patrones y los que no se adaptaren al cambio, les pasará lo mismo que a los dinosaurios.

Hoy Ud. estimado amigo dejó de ser fulano de tal, sino que será, como ya pasa en un montón de lados el número de su cédula, más su pin y algún chip de yapa.

Hasta las pobres vacas con un chip abajo del cuero van con todos sus datos al tambo y si no son eficientes en la producción será su último engorde y afuera del campo camino al frigorífico.

En este mundo donde la gente se apiada desmedidamente por un perrito perdido o maltratado y se saltean a los niños sin hogar que pasan hambre en una injustificada lástima selectiva a favor del perrito que no pidió para nacer y del niño que tampoco lo hizo y paga tributo de la notoria mala conducta de los malos padres.

Dejo bien claro que me gustan muchísimo los perros, soy perrero a muerte pero prefiero, sin dudarlo un instante, darle de comer a un niño.

El vivo que no paga el estacionamiento y lo ve una cámara lo vacuna, lo mismo que el que se saltea una luz roja de un semáforo o una cebra peatonal o no aminora la marcha en la puerta de una escuela.

Las cámaras hoy en día valen vintenes y las multas recuperan su valor con creces en poco tiempo.

Mire que una cámara en el perímetro de su casa y un PC, son mucho más económicos que la empresa de seguridad y no las soborna el chorro y el que sabe que está siendo filmado pierde un alto porcentaje de su viveza delictiva.

La privacidad se va transformando en un mito, estamos viviendo en un mundo que ya en la ficción y antes de los chips, fue soñado y descripto por Georg Orwel (1903-1945) en su obra The big brother (El gran hermano), nada que ver con la pavada de la televisión.

Vayan acomodando el cuerpo y que todo sea para bien…

Un comentario en «Renovarse es vivir»

  • Yo todavia no tome ningun uber pero eso no dice que mañana lo voy a tomar lo taxis son caros y sucios a la gente ya le molesta igual que los omnibus que vienen asiento mas angosto que los de antes, si se te sienta una persona mayor o gorda al costado vas sufriendo todo el viaje.

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