19 diciembre 2024
MUNDO

¿¿¿Sangre azul???

Un portavoz de la familia real señaló que “el duque de Cambridge ha sido durante años un apasionado defensor de la vida silvestre en peligro de extinción y ha hecho muchas campañas para ayudar a parar la caza ilegal para obtener cuernos de rinoceronte y colmillos de elefante”.

“Su historial en este área habla por sí mismo”, afirmó la fuente.

El príncipe William, casado desde 2011 con Kate Middleton, vuelve a prodigarse en público tras unos meses de mayor intimidad tras convertirse en padre del príncipe Jorge el pasado julio.

Claro que todo no son rosas en la casa de los Windsor.

La duquesa de Cambridge, Kate Middleton, tuvo su momento Marilyn Monroe cuando el viento le voló su pollera durante un acto en Londres de una entidad benéfica que ella patrocina.

Kate, que hace pocos meses dio a luz a su primogénito príncipe George, llegó al acto de caridad muy elegante, vestida con un traje azul de estilo marinero.

La esperaba una niña que le entregó un ramo de flores. Luego, el viento hizo lo suyo y la duquesa intentó contenerlo.

Pero como la falda era corta, puso sostenerla a medias, ya que una parte quedó levantada.

De todas maneras, la duquesa sorteó con elegancia el momento y nunca perdió la sonrisa.

Si algo llama la atención en esta joven de 25 años es su capacidad para adaptarse a las situaciones.

Igual la vemos perfecta en una boda que yendo al trabajo.

Suele utilizar faldas por la rodilla muy de moda y también le gustan las chaquetas entalladas a la cintura y los bolsos de mano.

Y es que, aunque Kate siga la moda, sabe muy bien qué es lo que la favorece y no se muere por ser una ‘fashion girl’.

La reina de Inglaterra ha convocado a su equipo de asesores de imagen, entre los cuales destacan algunos de los más importante trabajadores de la moda en la realeza en Inglaterra, todo esto con el fin de hacer lucir a la duquesa Kate Middleton, “más real que nunca”.

Un diario inglés contó que las imposiciones a la vestimenta de la duquesa de Cambridge, se dan debido a su futuro viaje a Oceanía.

La decisión de la reina implica que Middleton será acompañada al viaje por los miembros más cercanos a la reina, incluida su asesora personal de vestuario Angela Kelly, quien además buscará que la reina utilice “más joyería familiar”.

La importancia de este viaje, debido en parte a las fuertes relaciones de popularidad entre la monarquía británica y los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda, recordará, según The Daily Mail, uno de los episodios más icónicos de la realeza británica contemporánea.

La princesa Diana (Lady Di) visitó en el año 1983 el continente oceánico.

Son recordadas las fotos en la Casa de Gobierno de Auckland, Nueva Zelanda, imágenes que pasaran, según la misma publicación, a ser comparadas con uno de los episodios más recordados de la noble fallecida.
El objetivo de la reina, para The Mail, tanto en aquella ocasión como en esta, es la de mostrar una imagen fresca y juvenil de la realeza de la Gran Bretaña.

David Emanuel, diseñador que participó en cuatro viajes interoceánicos de la princesa de Gales, aseguró que “incluso la realeza moderna necesita ayuda con el vestir.

Kate va a ser escrutada de la cabeza a los pies”.

Para Emanuel, en la entrevista recogida en el mismo medio, es importante tomar en cuenta los colores del país al cual se desplaza la figura, además de su bandera y los emblemas más importantes, todo lo cual debe reflejarse en la vestimenta.

En el pasado, Middleton ha sido blanco de las miradas debido a las faldas que suelen ser parte constante de su vestimenta, tal como ocurrió en su anterior visita a una base militar en Canadá, donde el viento fue su enemigo frente a la mirada de un nutrido grupo de militares del país norteamericano.

Al parecer la duquesa de Cambridge cambiará de atuendos a partir de su próxima visita a Australia y por pedido u orden de la reina.

Al parecer la duquesa tendrá que dejar atrás varios de los looks con los que ha encantado a la prensa y a los fanáticos de la realeza.

La Reina Elizabeth II le encargó a su asesora de moda, Angela Kelly, que se ocupe de ahora en adelante del vestuario que la duquesa usará durante sus próximas visitas a Australia y Nueva Zelanda.

Dentro de las sugerencias se aclara que no deben existir minifaldas, tejidos finos ni blusas que enseñen su abdomen.

Todo esto para que Kate se vea “más real que nunca”

Parece que ya llegó el turno a la duquesa de acomodarse totalmente a la realeza y a las exigencias de la implacable reina.

Las estilizadas piernas de Catherine han llamado la atención de las lentes de los fotógrafos, sobre todo si viste coquetas y faldas cortas que enseñan las rodillas.

Han llamado la atención de todos y hasta de la reina Elizabeth II, pero a ella no le causa gracia que vista con atuendos `tan reveladores´.

La soberana quiere que la duquesa de Cambridge sea discreta en su vestuario para que no repita ‘los errores de Lady Di’ y que sea ‘un buen ejemplo para los plebeyos’.

El Daily Mail publica que la reina no estaría complacida con los vestimenta que luce la esposa del heredero a la corona británica, a tal punto que le habría pedido que no lleve las faldas tan cortas.
Una fuente anónima dijo al diario The Insider que “la reina sabe que Kate tiene un gran potencial, pero también estima que debería hacer algunos cambios en su manera de comportarse en público”, ya que con su imagen, la monarquía inglesa podrá conquistar a los plebeyos.

Ahora entraremos en una tierra sumamente resbalosa.

La familia real británica esconde secretos sobre los que no queda más que especular y sacar propias conclusiones, a menos que los monarcas decidan contar el porqué de sus extrañezas.

Muchas costumbres de “los reales” como los llaman los británicos (“the royals”) son ajenas a otros soberanos europeos y a sus propios súbditos.

Pero son comunes al pueblo judío.

La curiosidad comenzó cuando se supo de que a todo vástago real se le hace la circuncisión al octavo día de haber nacido (como a todo niño judío) y no es hecha por un médico tradicional, sino por un “mohel” o “especialista judío” en cortarles esa parte íntima e inservible a sus pacientes, sin previamente consultarles.
La circuncisión de la realeza no es efectuada por un mohel cualquiera, sino por uno ortodoxo, que sigue al pie de la letra las costumbres y leyes del judaísmo.

Con el tiempo cavilaría con que el apelativo: “Británico”, no se traduce al inglés como “Britannic”, que sería su extensión lógica, sino que se dice “British”.

La cosa se pone interesante, porque la palabra “brit” en hebreo significa “pacto” e “ish” significa “hombre”.
O sea que “British” significaría: “Hombre del Pacto”.

En hebreo circuncisión se dice: “Brit Milá”, que significa “Pacto de Circuncisión” y debe ser practicada en todo niño judío, como establece Dios en Génesis

Otro detalle interesante es que el Príncipe William, que siguiendo la tradición real, comenzó a prepararse para gobernar a los 13 años, la edad en la que los judíos hacen el solemne Bar Mitzvá, y se liberan a sus padres de los pecados de los hijos, asumiendo estos la responsabilidad de sus actos ante Dios.
La Princesa Diana, según las malas, pero muchas veces bien informadas lenguas, no era la hija de Earl Spencer, Vizconde de Althorp, sino de Sir James Goldsmith, el poderoso banquero judío, con quien su madre tuvo un affaire.

Para hacer las cosas más kosher, el verdadero nombre de la madre de Diana: Frances Shand Kydd, era Frances Ruth Burke Roche, una Rothschild.

O sea que la hermosa princesa, era judía de padre y madre, lo que hace que sus hijos sean cien por ciento judíos, aunque para los judíos basta con que la madre lo sea, pues la herencia judía se transmite a través del vientre materno.

El judaísmo es más que una religión, son las tradiciones, creencias, convicciones, leyes y costumbres del pueblo judío, pero se puede ser judío laico, ortodoxo, ateo, budista o cristiano.

Más no se deja de ser judío.

Basta con conocer un antisemita para constatarlo.

El pueblo judío, como se auto explica, es “un pueblo”, descendiente de Abraham, Isaac, Jacob y sus hijos, a los que Dios eligió.

De manera que hay una continuidad genética que es fácilmente verificable a través de un simple examen de ADN.

Toda esta trama judeo-británica se torna más fascinante con el nacimiento del principito pues su madre, Kate Middleton, Duquesa de Cambridge -según nada menos que el corresponsal de la BBC ante la Corte Real, Michael Cole, quien hizo exhaustivos estudios genealógicos sobre su familia- es cien por ciento judía.
Carole Middleton, la madre de Kate, es hija de Ronald Goldsmith (nada que ver con el banquero) y Dorothy Harrison; ambos judíos.

Los padres de Dorothy fueron Robert Harrison y Elizabeth Temple, los dos judíos.

Tanto hablar de sangres, de plebeyos, de formas, de vestimentas de conductas puras y hay un revoltijo de sangres que tienen todas el color rojo y la ficción del azul es para que la plebe los siga manteniendo.

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