Se fue y volvió solo
Mi viejo desde muy niño me llevaba a los teatros y circos, entre otras cosas por tres principios, porque le gustaban, porque eran culturales y no pagaba las entradas porque trabajaba para ellos por su oficio.
Siendo muy chico me acuerdo de un cómico del nivel del Zorro Iglesias porteño y del carmelitano Juan Carlos Mareco (Pinocho), que trabajó en dupla mucho con Alfredo Barbieri, con el personaje de “Don Pelele” y su nombre que encontré ahora en Google era Francisco Pablo Quiroga Soria.
La única vez que lo vi me quedó grabado como un actor tipo Buster Keaton, pocos aspavientos, las palabras justas y medidas, no movía un músculo de la cara y desde aquel entonces me quedó marcada esa técnica muy sutil.
Teatro Artigas
Cuando el público no se desternillaba de risa, después de un rato largo, saludaba y salía rumbo a las bambalinas – que en realidad en la jerga teatral se llaman patas, porque bambalinas son los teloncitos cortos que tapan toda la utilería del techo del escenario, y por extensión a las patas también se les llama bambalinas laterales- y se quedaba unos eternos segundos y el público pensando que había terminado su actuación lo ovacionaba aplaudiendo a rabiar, en aquella época se chiflaba a los malos y volvía Don Pelele un par de veces hacía una reverencia al público y se volvía a retirar, al final volvía al borde del escenario y como confidencialmente le explicaba amablemente al público que eso era un grupo que el se mandaba para lograr el aplauso del público, y lograr esa reacción que lo motivaba para seguir actuando.
Todo eso me acuerdo fue en el Teatro Artigas, donde hasta hace poco lo habían demolido y había quedado un pésimo estacionamiento.
Es un recurso que también utiliza pero de otra forma la brillante psicóloga chilena Pilar Sordo en sus conferencias que son seguidas por mucho público y en psicología materia ardua es difícil concitar mucho tiempo la atención del público y a ella la he visto que casi siempre cuando le va cayendo la atención del público, mete un gracioso chilenismo como “poto”, que acá es una planta pero en Chile le dicen así al “culo”, pero decirle a una chilena potona es un piropo bien recibido, no les desagrada para nada, ahí tenemos que cada cosa a su tiempo y en su lugar, porque si a una uruguaya se nos ocurre decirle “culona”, nos mirará de arriba a abajo y nos podemos llevar desde un buen sopapo a un insulto, dependiendo del nivel de la ofendida o con un perico trece.
Lo que hizo Comousté que había pasado de tener hasta 13 comentarios, buenos o en pie de guerra, a varias semanas de silencio total en los comentarios del artículo, lo que no quiere decir que no haya lectores (eso lo podemos averiguar nosotros internamente en Google, el número de entradas y la duración de cada una, o sea si entró equivocado unos segundos o los minutos que le pudo llevar leer el artículo) y haciendo la jugada de don Pelele, Comousté sacó del silencio a tres queridos amigos, Gustavo, “el Chacho” y mi querida Rita, cada cual con su estilo y su forma de ser y expresarse, pero dieron su respaldo, y entre nosotros, me preocupaba mucho Rita, que desde mis primeras líneas en El Reporte acompañaba muy participativa y también con algún encontronazo por qué no, pero veo que sigue dentro de sus posibilidades de tiempo cerca de este “pasquín”.
Término que no es despectivo sino que nos llega por extensión de un libelo que tiene un origen histórico: “Se le llamaba pasquín al escrito anónimo que se fija en sitio público, con expresiones satíricas contra el gobierno o contra una persona particular o corporación determinada.
El término procede de un zapatero romano llamado Pasquín o Pasquino, célebre por sus dichos picantes y graciosos cuya tienda era puesto de reunión de muchos desocupados que se entretenían hablando de los demás y de temas de la actualidad.
Después de la muerte del zapatero, recomponiendo su calle, hallaron el tronco de una estatua antigua que colocaron en la misma plaza en que había sido hallada, delante de la que había sido su zapatería, por lo que el pueblo le dio el nombre del difunto.
Desde entonces, se tomó como costumbre el fijar en esta estatua las sátiras que se componían, suponiendo que hablaba en ellas el mismo pasquín tomando estas el nombre de pasquinadas.”
Esta estatua o tronco de mármol blanco estaba colocada en un ángulo del palacio Orsini y en ella solían fijarse los pasquines.
Las réplicas cuando era caso, aparecían en otra estatua cerca del Capitolio llamada Marforio.”
Les agradezco a mis amigos que por estas cosas voy mejorando o ampliando mi cultura.
Y descubierta mi picardía, vuelvo a mi rutina, que no es tan rutinaria, porque todas las semanas hay que tener un tema para poner arriba de la mesa y que le sirva leerlo a nuestro público, ya me agrandé como alpargata de bichicome, porque me escribieron tres ya hablo demagógicamente de “nuestro público”, porque hablar en tercera persona es bien de demagogos, el que realmente escribe para si lo hace en primera persona.
Ya les robé bastante tiempo y Uds. me robaron el corazón.
Fue muy fuerte Rita al ponerme “se me desbarranca un ídolo”, con dos renglones más y ya salía yo a competir con Zeus el rey de los dioses, para disputarle el Olimpo.
Mejor sigamos siendo aquel botija del barrio Palermo que se puso viejo y escribe, con el perdón de la palabra, “pelotudeces en este pasquín”.
Vayamos a las cosas de la vida, que en definitiva es el tema de esta columna, Vida y Costumbres, y en mi vida tuve un compañero que primero fue de la Facultad y luego de la vida, la cual nos ha llevado por largos tramos juntos y últimamente no nos juntamos tanto, pero sabemos bien donde está cada uno y que podemos contar siempre uno con el otro.
Mi compañero de un pueblo chico de un departamento grande del Interior y estando a sus dichos “se hacía el paisano, el canario” (aunque no era de Canelones)para hacer todo lo que se le antojaba como a él se le antojaba, por ejemplo ir a ciertos lugares públicos en alpargatas de las de yute, no las de marca de ahora que las usan de marca porque no tienen personalidad, una persona vale por lo que es y no por la grifa y eso va también para todas las prendas y que no olviden que el gran Obdulio Varela, el negro jefe, cuando Maracaná se arreglaba él “los tarros de fobal”, porque utilizando un tema muy de actualidad no había rubro ni para los tamangos, conforme las medallas de oro fueron para los dirigentes y no para los que pelearon y se dieron de hacha y tiza con los brasileños, para hacernos campeones mundiales, para los de la cancha, de metal y después con el tiempo les arrimaron algo más aparente, y después del partido tuvieron que hacer una baquita entre ellos para tomarse unas cachaças en los boliches con un pueblo entristecido por la derrota y que cuando los reconoció brindó con ellos, actitud que dejó triste al Negro Jefe y lo contó en su vida.
Eso lo viví cuando el mundialito, que cuando los brasileños se iban de Montevideo en sus automóviles, después de haber perdido, nos saludaban desde sus automóviles con alegría, eso nosotros nunca lo aprenderemos, y esa aparente humildad de los brasileños es una actitud de grandeza, ellos se saben grandes y nosotros que somos tan chicos, de tamaño, que toda la población de nuestra patria, es el mismo número de jugadores de futbol que Brasil tiene fichados.
Aunque Brasil sea 45 veces más grande que Uruguay, al único que le admito que nos llamara paisito (pero con cariño) fue al último caudillo el señor Wilson Ferreira Aldunate, y dejo claro que no soy ni herrerista, ni blanco, pero reconozco y le doy la derecha a tipos de real valía.
Volviendo a compañero de clase y de la vida, usaba su condición de hacerse el paisano para decir un disparate, transgredir todas y cada una de las normas de conducta urbanas, en definitivas para hacer lo que se le cantara y tenía el perdón de la gente de antemano por su pose requintada, de puro pícaro que era y es y se las dejaban pasar con una mirada de suficiencia como diciendo “pobre canario” y de pobre no tenía absolutamente nada, salvo el bolsillo de estudiante como lo teníamos todos.
En los dichos era ligero como mano de novia, una vuelta estaba en un almacén de barrio esos que ponen los cajones inclinados para que se vea la mercadería, verduras y frutas por lo general, en pocas palabras venían a ser los antepasados de las góndolas de los supermercados, como la libreta del almacenero fue la tatarabuela de la tarjeta de crédito, claro que no daba puntos, sino el punto era el que la usaba, porque el almacenero cuando sumaba le erraba el biscochazo, como dios manda a cuenta de la casa, donde iban los intereses y algo por las dudas que otro no pagara, como el seguro que te cobran en la tarjeta por si te mueres sin pagarla.
El hombre estaba parado esperando que lo atendieran al lado de los cajones y entra una señora de edad, con un perro de esos cuscos cascarrientos, malarreados que al menor descuido lo tenés prendido en el garrón, y el bicho se le arrima al amigo y levanta la pata, a lo que la eventual víctima de las necesidades perrunas se abrió raudamente y la señora con ese candor que dan los años le dijo, no se preocupe que no muerte y el rápidamente le contestó “No tengo miedo que me muerda, sino que me patee”.
Esa rapidez mental que siempre tuvo le dio muchas satisfacciones y algún dolor de cabeza.
Una vuelta en un juzgado penal el juez estaba apretando a un testigo con el interrogatorio, sobre la descripción de un tercero, con referencia a la estatura del sujeto, y a la enésima pregunta sobre el mismo tema, le contestó el deponente al juez, “Era petiso como Ud.” Y mi amigo por lo bajo le dijo al juez, “jodete, quien te manda preguntar tanto”.
Fue por lo bajo y a un juez de su conocimiento, pero fuerte la salida.
Tuvimos una excelente profesora que la veo ahora en el supermercado con sus 92 años haciendo las compras y todavía me conoce y me da un beso.
En clase era bravísima, te agarraba una clase de dos horas y te preguntaba durante toda la clase, y tenía por norma pasar lista de entrada y al que no estaba no le sacaba la falta y muchos para evitarse demostrar su ignorancia entraban tarde.
Inmediatamente de pasar lista llamaba a la víctima y empezaban las preguntas.
Ponía un caso práctico y todo versaba sobre ese caso, un día leyó la letra del caso que decía “Juan López, mayor de edad, soltero, le vende a José Pérez, mayor de edad, soltero” y seguía la letra, que era donde estaba el veneno del caso.
Y salta mi amigo y le dice: “Profesora este caso no lo sé hacer.” Y la profesora le pregunta “Y por qué no lo sabe hacer” –Porque son todos mayores de edad, solteros, y no hay ningún ciego, mudo, tarado, analfabeto, sordo”.
Que eran los casos que nos habían dado anteriormente y resolverlos eran complicadísimos.
Y ahí lo agarró ella a él y le empezó a preguntar a boca de jarro y sin parar todos esos casos complicados y el entredientes me decía: “Ta que lo parió, no aprenderé nunca a callarme la boca” y lo tuvo las dos horas.
Mi búsqueda de reacción con el arte de Don Pelele se debía pura y exclusivamente que como prueba colgué varios artículos míos de El Reporte en Facebook y cada uno no tuvo menos de 15 o 20 comentarios positivos y sin ningún contratiempo.
Pensaba que el público de ambos laos era distinto y la única diferencia está en que en Facebook me siguen y me conocen y acá a Comousté lo conocen de memoria, pero tienen el repecho de comentar en forma pública tal vez?
Tuve una veterana en FB que estaba maravillada con un artículo mío pero que le había parecido largo y le dije que como lo había recibido gratis, y era largo leer la mitad hubiera sido por el mismo precio, ahí quedó sin comentar mas nada.
Les agradezco profundamente el comentario a todos menos a Rita, a la cual además de sentirme congratulado le mando unos besos porque la extrañaba mucho.
La seguiremos y que todo sea para bien.
No se traume por lo que le dire pero su padre lo llevaba al circo porque lo hacia entrar gratis antes las entradas a los circos eran mucho mas caras que ahora.
Decirle pasquin lo que escribes me pone muy triste. yo no participo en facebook aunque tambien tenia muchas visitas porque me cerraron la cuenta por mostrar imagenes de las atrocidades que hacen algunos malnacidos dueños de caballos recolectores, no solo en uruguay . pude abrir otra cuenta con otro nombre pero quede indignada por esa censura y ya no me interesa porque se como funciona esa red social. podes mostrar cosas superficiales como hombres y mujeres casi en bolas pero si mostras como mutilan animales no te quieren porque dicen que herís la sensibilidad de la red(¿?)…por eso le hice la cruz.
Lo que dije de que se me desbarrancaba un ídolo, fue una forma cariñosa de expresar mi informidad de lo que pienso seria una gran injusticia. ya dije que no me hago cargo de las opiniones de otros. me siento halagada por haberme dedicado esas lineas tan lindas.
Bss. Rita