Vueltas de la vida
Hace bastantes años, cuando unas personas que conocían de mi afición por los doberman, me trajeron de regalo uno ya perro, no cachorrito, con una bolsa grande de ración de comida perruna de la cara.
Mi bisabuela genovesa siempre decía… “por algo te lo regalaron” y esto lo digo pensando, en la bolsa de alimento, el buen collar, la tailla y la cara bolsa de alimento, “por algo te lo dieron”.
Cuando lo bajaron del auto, lo hizo medio cohibido, casa distinta, gente distinta, era lógico.
Dijeron que se desprendían del perro con mucho dolor, pero había pechado, sin querer a la dueña, una persona bastante mayor y la tiró al suelo y tenían miedo por una eventual fractura de cadera.
Cuando quedamos nosotros dos, él y yo, lo vi que miraba de ojo extraviado.
No había portón, por lo tanto y por las dudas esa noche durmió a cadena, para evitar que se perdiera, hasta que se aquerenciara.
De madrugada me llamaron por teléfono para avisarme que Don Perro, anduvo suelto con la cadena de tiro y se pialó con la cadena en un arbusto.
Salí de apuro, sin medir los riesgos, en calzoncillos, sin pensar en ningún conato perruno, me lo conversé para empezar una relación y que el bicho entrara en razón y logré volverlo a atar, sin tener ningún problema.
Le di de comer y me rezongó mostrándome los dientes, ahí entendí el “por algo me lo dieron”.
Agarré un talero que tiene una lonja de dos pulgadas de ancho y cuando me quiso enfrentar se lo bajé unas cuantas veces en el lomo.
De ahí en más el macho alfa de la casa volví a ser yo, sin competencia perruna de especie alguna.
Pero igual las mujeres no se animaban a salir con el perro suelto, hasta que una vez una de ellas estaba pintando una reja subida a una silla y pasó Don Perro, sin que ella se enterara y le pegó un lametazo en la pantorrilla trasera, no le dio un infarto ni se cayó de la silla, porque dios es grande, pero de ahí iniciaron una relación idílica con el famoso matrero.
Cuando se terminó la ración para perros maricones de apartamento, lo pasé a una dieta de corazones de pollo crudos, un par de bandejitas por día.
Mi teoría es que los perros son carnívoros, que no es teoría sino una realidad, y por tanto vivir con el hombre, este lo hizo omnívoro igual que lo es él.
En las veterinarias le hacen cartel a los alimentos esos que son pura soja, molida y prensada, con olor a algo, con tal vez y sin tal vez, un gusto agregado, desde las más caras a las más baratas, porque dejan un importante margen de utilidad a las farmacias de perros y gatos, devenidas en casa de venta de alimentos y demás insumos, para el gremio de las mascotas.
Si el carnicero es el proveedor de comida para el perro, las veterinarias, no ganan un peso, así de sencillo.
Los corazones de pollo se los doy crudos, un par de bandejitas y el perro en línea, fuerte y ágil.
A un primo mío le traían un alimento (pastillas) a domicilio, a un precio bastante barato y el perro un hermoso pastor alemán, con el tiempo se empezó a venir a menos, a caminar mal, medio doblado, los perros grandes y pesados, tienen un problema de columna o en la cadera en la vejez, que duró hasta que cambiaron de proveedor de pastillas y el perro se recuperó como con la mano.
Vaya uno a saber pastillas de qué, hechas con qué, le estaban dando al pobre pichicho y como no pueden hablar marchan al espiedo.
Don Perro pasó de ser un perro a ser él perro, de nombre Rocky, como Rocky Marciano, el gran boxeador que nunca pudieron ganarle una pelea.
Este Rocky nunca perdió ni ganó una pelea porque nunca las tuvo, cosa que me pasó con todos los doberman que tuve, que jamás me ocasionaron un problema con nadie, inclusive cuando no existían los muros y las rejas en los jardines, eran guardianes, cuidaban su territorio, pero en el peor de los casos todo se solucionaba con un ladrido o marcando territorio, nunca mordieron a nadie ni atropellaron a persona alguna.
No puedo decir lo mismo de los perros viralata que tuve, que antes de dar la voz de alto, ya habían mordido al diariero o al cartero, o al que fuera, en la época pretérita venía la policía tomaba los datos y nos notificaban que si el perro moría dentro de los diez días había que avisar a la comisaría, eso era por el tema de la hidrofobia.
Tuve un par de perras doberman que eran más celosas y guardianas que los machos.
Un cliente mío, que le gustaba el whisky ajeno y gratis, los sábados al mediodía y me caía como peludo de regalo, cosa que no hacía para pagar los honorarios, para lo cual siempre se hacía el chancho rengo.
Un día veo a través de dos ventanas que se enfrentaban y podía ver la calle desde el fondo, que el que tocaba timbre, era el adicto a mi whisky sabatino y su mujer, yo tibio, tirando a caliente por lo garronero no le abrí la puerta y me fui para la parrilla del fondo a seguir con el fuego del asado.
Cuando quise acordar el viejo y su mujer se habían colado a la casa por la cochera, pero no calcularon que las perras estaban a la orden, pero trabajando por su cuenta por mi omisión y los tenían a ambos contra la pared, con las patas delanteras sobre el pecho y rezongándoles.
Les saqué las perras, el viejo estaba blanco como un papel y ahí si tuve que darle un par de whiskys para que le circulara un poco la sangre.
Volviendo al Rocky se volvió todo un caballero cuando se hizo el perro de la casa.
Pasaron los años, se puso viejo, todo el día echado, no comía y pasó de ser un perro ágil como son los de esa raza, a un perro viejo y achacoso, es triste, pero lo iba llevando, calculo que cuando tenía doce años o más, me entraron a aparecerme a mí los achaques también.
El cardiólogo me había dado unas pastillas para la presión, que con el tiempo me produjeron síncopes.
Estaba fenómeno y de repente se me apagaba la luz y cuando volvía estaba de cúbito dorsal tirado en el piso.
Eso del famoso túnel, son cuentos que te hacen para pasar el rato.
Me pasaron por todas las máquinas hasta que tuve la suerte de hacer un síncope cuando me estaban haciendo un cateterismo y en ese análisis descubrieron que tenía una carótida medio taponeada y un aneurisma de aorta.
Lo de la carótida me lo operaron y dejaron el aneurisma para que madurara.
Cuando el aneurisma estaba a punto, para mandarme al otro mundo, resolví operarme, para que me colocaron una muy costosa prótesis en la aorta.
Antes de que me intervinieran tenía que dejar todo resuelto, porque la operación no era con garantía de salir vivo como resultado, pero el resultado si no me operaba si era garantizado, con las patitas para adelante en el campo de los ñatos.
Por ello, tuve que solucionarle el problema al Rocky que ya no daba para más y dependía de mí exclusivamente, lo pusieron a dormir con todo el dolor de mi alma.
En el peor momento tuve que encarar mi eventual muerte y la de mi perro también, claro que para esas cosas no hay nunca un buen momento.
Cuando salí del postoperatorio de aorta me congratularon regalándome un cachorro doberman el cual me acompañó hasta el verano pasado, en que no sé qué le pasó, pero a los 6 años estaba fenómeno aparentemente y en un santiamén, sin nada que lo indicara quedó muerto de un ataque al corazón, eso todavía no lo puedo superar, miro para los lugares donde el tipo tenía sus echaderos y me parece mentira que no esté porque me parecía y me sigue pareciendo verlo donde no está.
Miro en los avisos de los diarios y de internet y no hay doberman a la venta, porque dejó de estar de moda, venden cualquier porquería menos un perro en serio.
Ofrecen cachorros doberman en Salto y Paysandú, pero son argentinos que los cruzan el puente pero no veo la solución de mandar un cachorrito como encomienda 400 o 500 kilómetros, sin que llegue cadáver.
Estoy al alpiste de alguien que tenga una perra doberman, haya sacado cría y quiera vender los cachorros.
No se ven doberman en los lugares públicos y las fotos que aparecen en internet son viejas.
La esperanza dicen que es lo último que se pierde y estoy aferrado a ella como a un rencor.
Que todo sea para bien…
Son medios fieros los doberman pero es una linda historia perruna…